En un despiste de su abuela, este niño quedó atrapado en máquina de juguetes

¿Cómo terminó un niño atrapado en una máquina expendedora de juguetes? Lo que ocurrió con el pequeño Colin Lambert, de 18 meses de nacido, es de no creer.

Todo ocurrió en un descuido de su abuela, Diane O’Neill. La mujer lo perdió de vista cuando decidió ver un mensaje de texto que le había llegado a su celular.

En cuestión de segundos, el niño logró treparse y meter su cuerpo por una pequeña abertura de la máquina de monedas.

“Todo lo que veía era su pie. Ya se había metido”, relató la abuela  a la cadena WBIR.

El hecho ocurrió en una lavandería de Maryille, Tennessee, en los Estados Unidos.

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Tuvieron que llamar a los bomberos para sacar a Colin, que no sufrió ni un rasguño. Eso sí, por la expresión en su rostro pareciera haber aprendido la lección.

¿Los niños no lloran?

Una frase que ha acuñado por años la sociedad y que trae consecuencias. Los niños la escuchan desde que nacen, en el baño, en el colegio, cuando se separan de su mamá, cuando sufren una caída, cuando el dolor físico o mental pareciera derrotarlos.

El problema es que, al crecer, muchos de esos niños se creen la advertencia y se convierten en seres violentos, especialmente con las mujeres.

Una campaña lanzada en la India, país en el que cada 20 minutos es violada una mujer, busca enterrar la frase de cajón que tanto daño ha causado.

En un video de dos minutos, reflexiona sobre el respeto, la dignidad y la vida.

Al final, deja la siguiente reflexión: “Les hemos enseñado a nuestros niños a no llorar. Es tiempo de que les enseñemos a no hacer llorar a las niñas”.

Curas bailarines revolucionan con su tap

Los sacerdotes también bailan. Si no que lo digan dos curas estadounidenses que protagonizan el show del momento en las redes sociales.

Durante un seminario élite en Italia, deleitaron a un selecto auditorio con su duelo a ritmo de tap.

A David Rider, de 29 años, y John Gibson, de 28, se les nota las horas de práctica para sacar adelante sus rutinas.

La periodista Joan Lewis, que se encontraba en el auditorio, grabó con su celular esta escena que hasta hoy ha sumado más de cuatrocientas mil visitas en internet.

¡Todo un regalo de Dios!