
Aunque suena a guion de una película de ficción extraña, la historia de que ovejas boyacenses fueron fundamentales para que el hombre llegara a la Luna es real. Un equipo de Los Informantes viajó hasta el Nevado del Cocuy para conocer la historia de Raquel Vivas, la responsable de esta curiosa hazaña.
El 16 de julio de 1969, hace 56 años, un cohete despegó hacia la Luna llevando a los primeros humanos al satélite que le da vueltas al planeta Tierra. Las imágenes del Apolo 11 y todo lo que ocurrió con esta misión son ampliamente recordadas. Sin embargo, pocos saben que la lana de ovejas criadas en Boyacá, Colombia, también fue parte de ese viaje.
¿Cómo llegó la lana de Colombia a la NASA?
Raquel Vivas, una misteriosa mujer de Floresta, Boyacá, tejió una especie de ruana con lana de oveja boyacense que fue utilizada en el módulo de comando del Apolo 11, la nave espacial que llegó a la Luna hace más de medio siglo. En la única entrevista de la que se tiene registro, ella repitió una y otra vez que sí, que era cierto que sus tejidos irían al espacio, pero que no podía hablar mucho del tema.
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Andrés Quintero, ganador del Premio de Arte Whitman en la edición 2024 de ARTBO —la feria de arte más importante de Colombia—, desarrolló toda una obra basada en la idea del viaje de las ovejas colombianas a la Luna. Un morral de astronauta hecho en lana de oveja, un traje espacial y una piedra lunar elaborada con sal lamida por ovejas conforman una fantasía que parece un juego de niños, pero que hoy hace parte de colecciones privadas de arte en varios países del mundo.
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Gracias a una investigación universitaria, Andrés conoció la historia de Raquel Vivas y ahora habla con propiedad sobre las llamadas "tecnologías campesinas".
¿Qué es una tecnología campesina? “Es algo que nace del campo y migra a una ciudad o a un contexto mucho más grande, incluso tecnológico. Por ejemplo, lo que hizo Raquel”, afirma el joven artista.
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Se sabe que Raquel Vivas aprendió a tejer en su pueblo natal, pero su talento la llevó a fundar la empresa Telas Huatay, ubicada en el barrio de Usaquén, en Bogotá. Allí llamó la atención de Jack Lenor Larsen, un reconocido diseñador textil en Estados Unidos, contratado por la NASA para conseguir una tela que cubriera todo el módulo de comando del Apolo 11, como si se tratara de una ruana gigante. Así fue como la lana colombiana llegó tan lejos.
¿Por qué eligieron esa lana?
Según explica Andrés Quintero, la lana que desarrolló Raquel tenía tres propiedades clave: no se quemaba —es decir, no entraba en combustión al contacto con el fuego—; dispersaba la estática que podía afectar las comunicaciones entre la Tierra y el espacio; y tenía propiedades térmicas. Esa lana provenía de una raza de oveja inglesa llamada Romney Marsh, que fue introducida en las montañas de Boyacá y se adaptó a los fríos páramos de la región.
La tierra de Raquel Vivas
En Floresta, Boyacá, la cría de ovejas y los telares tradicionales se han ido perdiendo, entre otras razones, por el desuso, los ataques de perros ferales y el auge de materiales sintéticos, que hoy resultan más económicos que el algodón o la lana.
"Hoy día, en el municipio prácticamente queda un telar que tengo yo en mi vereda, y otro que tiene mi papá, Mario Alirio Vargas, un señor ya mayor de 80 años que aún conserva su telar”, comentó en Los Informantes Héctor Julio Vargas.
En el municipio también funciona un museo de historia y costumbres que Ildebrando Granados, un coronel retirado de la Policía, construyó con sus propios fondos. Allí, junto a un traje espacial ruso, se exhibe un telar que rememora lo más importante de la historia de Floresta: la tecnología indígena junto a la tecnología espacial.
Los hermanos Carlos y Teresa Rincón, nacidos en la misma casa que Raquel Vivas, han conservado el lugar hasta hoy. Aseguran que Raquel los visitaba con frecuencia porque el sitio le traía grandes recuerdos. “Era una mujer generosa con nosotros. Nos ayudó para que pudiéramos terminar el bachillerato en el colegio del pueblo. Siempre se sentaba en las bancas que todavía se conservan en el corredor principal de la casa”, contó Teresa.
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Así fue como, sin proponérselo y sin gritarlo a los cuatro vientos, Raquel Vivas se convirtió en la primera mujer colombiana en llegar a la Luna, al menos con sus tejidos.
Festival Frailejón de Oro
La industria de la lana de oveja está en peligro de extinción. Por eso, en Güicán de la Sierra, en el marco del Festival Frailejón de Oro, que se celebrará en noviembre, se reunirán artesanos de lana de todo Boyacá y se expondrán las mejores razas de ovejas a nivel nacional.