La empresa japonesa Kamenya Omoto está ofreciendo el equivalente a 400 dólares a quien preste su rostro para crear una máscara realista con impresión en 3D.
Si la máscara se vuelve popular entre los clientes, el dueño del rostro recibirá mayores incentivos.
“Es una historia de ciencia ficción que se ha vuelto realidad. Nadie sabe qué pasará en un mundo en el que habrá muchas caras como la tuya”, señala la firma en un comunicado.
Precisamente esa frase es la que hace preguntarse qué pasa si alguien usa una máscara, por ejemplo, para cometer un crimen.
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Por lo pronto la iniciativa ‘ThatFace’, que solo acepta voluntarios residentes en Tokyo con una edad mayor a 20 años, busca copiar, imprimir y vender las máscaras en unos 750 dólares, según CNET .
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