¿Cómo llegó hasta ahí? Lo mismo se preguntaba la mamá de Noah, un niño de tres años que terminó como un muñeco más de este dispensador de juguetes.
Natalie Draper, de 37 años, le había pedido a Noah permanecer cerca de ella mientras llevaba a su hermano gemelo al baño. En un abrir y cerrar de ojos, el niño desapareció.
La madre, desesperada, comenzó a buscarlo en el centro de diversiones, y cuál sería su sorpresa al verlo dentro de una máquina de peluches.
El incidente no pasaría de ser una simple anécdota si no fuera porque los dueños del establecimiento no contaban con las llaves de la máquina, ya que esta era operada por un tercero.
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Al final, se tomó la decisión de romper los tres candados que aseguraban la máquina, para liberar al pequeño Noah que, de seguro, lo pensará dos veces antes de volver a intentar esta travesura.