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Antes de salir a trabajar, Jeffrey Smee siempre le daba a Yowie, su perrita, la misma orden: “No te muevas del sofá hasta que yo regrese”. Lo que no sabía este joven estadounidense es que su mascota le obedecía al pie de la letra.
Para comprobarlo, Smee dejó una cámara escondida y un reloj en la sala. El resultado, además de asombroso fue conmovedor: Yowie permaneció en el sofá las siete horas que su dueño estuvo fuera de casa.
Una muestra de fidelidad y obediencia a toda prueba que obliga a reflexionar sobre el poder que ejercen las palabras de los humanos en sus mascotas.
Imaginamos todos que Smee será más condescendiente con Yowie, después de corroborar que su perrita es tal vez la más juiciosa del planeta.
Oso más triste, en libertad condicional
Ustedes ya lo conocen: Pizza, bautizado como el oso polar más triste del mundo, por fin ha salido de su confinamiento en un acuario falso de un centro comercial chino.
Su dueño lo envió temporalmente al Parque Oceánico, donde nació, para encontrarse con sus padres que aún viven.
Esta historia, sin embargo, tiene un componente doloroso: se trata de una libertad condicional para Pizza, ya que el millonario chino que lo adquirió solo permitió su salida para hacer reparaciones locativas en su negocio.
Organizaciones defensoras de animales buscan que este oso polar se quede con su familia y no regrese a la tortura a la que ha sido sometido en los últimos años.
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