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El 27 de noviembre de 1989, la tragedia del vuelo 203 de Avianca conmocionó a Colombia y al mundo. El avión, que debía cubrir la ruta entre Bogotá y Cali, se desintegró en el aire mientras sobrevolaba las laderas de Soacha. El siniestro cobró la vida de 107 víctimas fatales a bordo (seis tripulantes y 101 pasajeros, incluidos dos ciudadanos estadounidenses) y tres personas más que murieron en tierra por el impacto de los fragmentos. En total, 110 personas perdieron la vida.
Los Informantes habló con Federico Arellano, hijo de una de las víctimas más recordadas—el maestro Gerardo María Arellano— que ha dedicado años a investigar el suceso y ha puesto sobre la mesa esta nueva teoría, buscando "respuestas reales y acertadas sobre un hecho tan doloroso y tan trágico".
La versión oficial que ha primado durante 36 años sostiene que la tragedia se debió a un atentado de Pablo Escobar, quien supuestamente ordenó colocar una bomba en la aeronave con el objetivo de asesinar al entonces candidato presidencial César Gaviria. Sin embargo, esta hipótesis, que ha mantenido el caso en "indagación preliminar" por décadas, se enfrenta hoy a una teoría igual de escalofriante y radicalmente distinta, respaldada por un informe forense del FBI: el avión no explotó, sino que fue impactado por un misil tierra-aire.
Debido a que entre los pasajeros había ciudadanos norteamericanos, el gobierno de George W. Bush asumió cierta competencia, involucrando al FBI para adelantar pruebas técnicas y científicas. El resultado de esos análisis es el centro de la nueva línea de investigación.
El dictamen pericial clave fue emitido por Frederic Whitehurst, quien era el jefe de explosivos del FBI en ese momento. Según la investigación que ha conocido Arellano, el experto "estableció que lo que allí encontró eran unos componentes de la ojiva de un misil". Arellano afirmó que el siniestro fue causado por un misil tierra-aire que "impactó como agente externo el fuselaje del avión".
El análisis del FBI, que sin duda para Arellano debe ser el laboratorio "de mayor credibilidad en el planeta", arrojó que "lo que allí hubo eran componentes químicos y físicos que integran la ojiva del misil como tal". Esta conclusión "deja sin ningún sustento la posibilidad de una bomba".
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Arellano detalló que la evidencia técnica indica una implosión, no una explosión. Explicó que el informe establece que "el avión implosionó, no explotó" y, por lo tanto, "el avión fue impactado desde lo exterior hacia lo interior no de adentro hacia afuera como sucede obviamente en una explosión".
El avión fue impactado cuando sobrevolaba la zona aledaña a Indumil en Soacha. Arellano indicó que, al parecer, se estaban haciendo unos “entrenamientos, una instrucción militar para la manipulación de estos artefactos". Sobre la procedencia del artefacto, aclaró que "esos eran misiles importados, está por definirse si de Israel o Rusia, pero esos misiles no eran colombianos, claramente".
El informe del FBI goza de reserva y es considerado un documento con "información clasificada del Estado americano". Federico Arellano contactó al perito Frederic Whitehurst, quien está dispuesto a declarar y aportar el documento legalmente.
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El experto le contó a Arellano lo que sucedió tras bambalinas: cuando el Sr. Whitehurst vio que los resultados de la prueba indicaban la ojiva de un misil, dijo que: “Realmente ahí lo que estaban diciendo que era una bomba, un atentado terrorista, que era Escobar y del Cartel de Medellín, no era cierto. Ahí lo que hubo era esto (misil) y no otra cosa”.
Según Arellano, Whitehurst fue presionado para que se pronunciara a favor del "esquema que habían montado del atentado terrorista". El agente, sin embargo, se mantuvo firme en la ética de su trabajo, asegurando: “’Yo no voy a proferir un dictamen pericial falso y si esto me cuesta el puesto, que me cueste’'. Y le costó. Lo despidieron por no mentir”, reveló Arellano.
Arellano sostuvo que “el FBI se mantiene en que eso fue un misil. Ese fue el dictamen pericial del señor Whitehurst, lo que pasa es que eso lo han querido mantener oculto".
La hipótesis oficial ha sido que Pablo Escobar derribó el avión. El expediente judicial se denominó como ‘Gerardo Arellano y otros’. Sin embargo, la investigación nunca tuvo avances significativos.
Arellano destacó que Escobar era conocido por atribuirse con orgullo sus crímenes, como en los casos del DAS o el secuestro de Diana Turbay. Pese a ello, el narco nunca se refirió al tema. Además, el abogado afirmó que las posteriores declaraciones de lugartenientes de Escobar, como alias ‘Popeye’ o ‘El Taxista’, "no son válidos porque la teoría del caso que planteo hoy tiene pruebas de carácter técnico y científico".
A pesar de los años transcurridos, el caso no ha prescrito. Federico Arellano logró que la Corte Interamericana de Derechos Humanos declarara el crimen de lesa humanidad en 2009. Por consecuencia, este delito es imprescriptible, "es decir que tiene vida eterna".
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El único condenado hasta ahora es alias ‘La Quica’, un lugarteniente de Escobar, condenado en EE. UU. a varias cadenas perpetuas. Arellano cree que es inocente, ya que ‘La Quica’ ha declarado en varias ocasiones que “él no tuvo nada que ver en eso, que él no estaba participando en ningún acto terrorista y que ahí no hubo ningún acto terrorista”.
El abogado ha insistido ante la fiscal del caso en Colombia para que solicite a Estados Unidos la incorporación del informe del FBI al expediente y que el perito Frederic Whitehurst sea llamado a declarar. Su pretensión es clara: "La verdad y mi pretensión como consecuencia de la verdad subsiguiente es la justicia y la reparación".
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Treinta y seis años después, el país sigue esperando conclusiones de la justicia ante la "impunidad". La diligencia más reciente en el caso es la declaración de Carlos Lehder, quien solo entregó información de contexto, ya que al momento del siniestro él ya había sido extraditado a territorio estadounidense.
*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Los Informantes.