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El próximo 27 de noviembre se cumplen 36 años de una de las catástrofes aéreas más dolorosas en la historia contemporánea de Colombia: la tragedia del vuelo 203 de Avianca. La aeronave, identificada como el HK-1803, despegó del aeropuerto El Dorado en Bogotá con destino a Cali y, apenas cuatro minutos después de iniciar el ascenso, se desintegró en pleno vuelo mientras sobrevolaba las laderas de Soacha. Los Informantes habló con Federico Arellano sobre la tragedia y su versión sobre lo sucedido.
Durante décadas, la hipótesis oficial ha señalado que la tragedia fue consecuencia de un atentado narcoterrorista ordenado por Pablo Escobar, quien supuestamente buscaba asesinar al entonces candidato presidencial César Gaviria, mediante la colocación de una bomba interna.
Sin embargo, en medio de la ausencia de avances judiciales, ha tomado fuerza una nueva y escalofriante teoría que, al parecer, cuenta con respaldo del FBI. La impulsa Federico Arellano, hijo de una de las 100 víctimas del siniestro, quien lleva años investigando el caso en su búsqueda por “la verdad”.
Federico Arellano era apenas un niño de 12 años y estaba en la escuela cuando el país se conmocionó con el suceso. Su padre, Gerardo María Arellano, era una figura musical colombiana más reconocida en el mundo en el 89. El expediente judicial sobre el siniestro fue denominado ‘Gerardo Arellano y otros’.
Federico relató la angustia de aquel día: "Sonaba mucho el teléfono y yo sentía mucha alteración en el día a día normal de un lunes cotidiano y mi madre tenía el volumen de la radio muy alto y empezaron a nombrar que había pasado una cosa tremenda con un avión que se había caído, decían". Luego, escuchó al maestro Yamid Amat "leyendo una lista alfabética de víctimas mortales del siniestro Avianca y como es normal entre los primeros que mencionó por el orden alfabético estaba Arellano y era mi padre".
Aquel evento trágico no solo marcó su infancia, sino que determinó su carrera. Aunque se perfilaba como artista y estudió Música, luego estudió Derecho porque “sentí ese llamado de un poco del dolor y de la injusticia y de querer encontrar respuestas reales y acertadas sobre un hecho tan doloroso y tan trágico".
Debido a que entre las víctimas fatales del vuelo 203 de Avianca se encontraban dos ciudadanos estadounidenses, el gobierno de George W. Bush asumió "cierta competencia" y su oficina del FBI adelantó pruebas técnicas y científicas para establecer lo ocurrido.
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La teoría que Arellano plantea hoy descarta por completo la versión de la bomba atribuida a Escobar y está sustentada en un dictamen pericial del FBI. Según Federico Arellano, el informe fue emitido por Frederic Whitehurst, quien fue el jefe de explosivos del FBI en ese momento.
Arellano sostiene que el dictamen "estableció que lo que allí encontró eran unos componentes de la ojiva de un misil". El abogado afirmó: "Eso fue realmente lo que sucedió. Es decir, tenemos que lo que derribó el HK-1803 fue un emplazamiento tierra aire que impactó como agente externo el fuselaje del avión que en ese momento pasaba".
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En 1989, el FBI envió a un experto en explosivos para analizar los fragmentos del avión en Soacha. El análisis científico, según Arellano, "arrojó el resultado de que lo que allí hubo eran componentes químicos y físicos que integran la ojiva del misil como tal. Es decir, esto deja sin ningún sustento la posibilidad de una bomba".
El informe técnico se basa en un análisis fundamental: el avión sufrió una implosión, no una explosión. Arellano enfatizó la diferencia: "Lo que establece es que el avión implotó, no explotó. Es decir, que el avión fue impactado desde lo exterior hacia lo interior, no de adentro hacia afuera, como sucede obviamente en una explosión".
El misil pudo haber sido disparado de manera accidental desde la zona aledaña a Indumil en Soacha. Arellano sugiere que el hecho pudo ser "culposo y no del doloso". La hipótesis apunta a que "se estaban haciendo unos entrenamientos, una instrucción militar para la manipulación de estos artefactos". El abogado puntualizó que, aunque Colombia no producía misiles en ese entonces, "esos misiles eran importados. Está por definirse si Israel o Rusia, pero esos misiles no eran colombianos. Claramente".
Arellano contactó al perito, quien le confirmó la veracidad del dictamen y su disposición a declarar en Colombia y aportar el documento.
Según Arellano, el perito fue presionado para que cambiara su hallazgo y había mencionado que la versión de la bomba "no era cierto, que ahí lo que hubo era esto (misil) y no otra cosa".
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Arellano aseguró que el experto se negó a reformular su dictamen: “El señor fue presionado para que dentro de ese esquema que habían montado del atentado terrorista, él se pronunciara y él dijo: ‘Yo no voy a proferir un dictamen pericial falso. Y si esto me cuesta el puesto, que me cueste”. Y le costó. Lo despidieron por no mentir y eso es una prueba más de que el Estado norteamericano sabía de qué se trataba esto", señaló Arellano.
Arellano ha cuestionado la autoría de Pablo Escobar, señalando que el narcotraficante "era feliz y se regodeaba atribuyendo los crímenes que perpetraba". Escobar era "orgullosamente protagonista de esos crímenes en las que se autoincriminaba y se atribuía para justamente obtener el sometimiento de las instituciones en busca de su no extradición". No obstante, Escobar nunca se refirió a la tragedia del vuelo 203.
Respecto a las declaraciones de lugartenientes como ‘Popeye’ o ‘El Arete’ posteriores a la muerte de Escobar, Arellano las descarta, pues "la teoría del caso que planteo hoy, obviamente, tiene pruebas de carácter técnico, pruebas de carácter científico". Sobre los testimonios de estos criminales, Arellano afirmó: "Estas declaraciones de estos bandidos, básicamente el 90% puede llegar a ser mentira, pues no dan ningún sustento real y probatorio".
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También se desvirtuó la versión de que el objetivo era César Gaviria. Para esa época el expresidente había sido declarado “objetivo militar” y no viajaba en aerolíneas comerciales, precisamente para evitar riesgos y no “generar pánico”.
El caso, que Arellano llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, fue declarado en 2009 un crimen de lesa humanidad. Por consecuencia, es un delito "imprescriptible, es decir, que tiene vida eterna". A pesar de ello, la investigación en Colombia "no avanza" y, después de 36 años, se encuentra en "investigación preliminar, lo cual es vergonzoso para un Estado de derecho".
Hasta el momento, el único condenado a prisión por este hecho es alias ‘La Quica’, lugarteniente de Escobar, extraditado a Estados Unidos. No obstante, Federico Arellano sostiene que ‘La Quica’ es inocente, debido a que descarta la teoría de un acto terrorista.
Federico Arellano ha solicitado a la fiscal del caso que pida el informe del FBI, que se incorpore el documento al expediente y que se llame a declarar al perito. Su lucha incansable tiene un objetivo claro, tal como lo ha expresado: "Mi pretensión es la verdad. Y mi pretensión como consecuencia de la verdad subsiguiente es la justicia y la reparación".