En Santiago cada vez se ve más nieve artificial. En el último invierno solo hubo tres nevadas y ninguna superó los 30 centímetros de espesor.
Esa cifra representa muy poco si se tiene en cuenta que hace solo unas décadas caían nevadas de más de cuatro metros en la cordillera andina, que obligaban a cortar el camino de acceso y transitar solo con maquinaria.
No solo el cambio climático está impactando a la cordillera. En el caso de la zona central, el derretimiento se acelera por la polución de la capital chilena: arrastrado por el viento, el carbono negro se deposita sobre las montañas y contribuye a derretir la nieve.
Aunque los centros de esquí usan esta tecnología desde 1994, calculan que cada vez tendrán que invertir más para suplir la falta de nieve.
Updated: agosto 17, 2019 01:37 p. m.