El viernes 13 de noviembre de 2015, pasó a ser el más fatídico de su todos en la historia reciente de Occidente. Esa noche, las calles de París se vieron sacudidas por el horror extremista, que llamó a la puerta grande de Europa.
En seis ataques coordinados, terroristas de Estado Islámico causaron la muerte de 128 personas y heridas en otras 250.
La llama se encendió durante un partido amistoso en el Estadio de Francia, al que asistían unos 80.000 espectadores. A las 9 de la noche hora local, tres explosiones en sus alrededores permitieron avizorar la cruenta jornada. En este primer escenario un civil no combatiente murió junto con tres atacantes suicidas.