Este viernes, 10 de mayo de 2024, en algunas partes del mundo, auroras polares se apoderaron del cielo por cuenta de una tormenta geomagnética
que expertos habían anticipado.
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Una tormenta geomagnética severa había sido pronosticada tras una serie de explosiones solares y eyecciones de masa coronal que comenzaron el miércoles 8 de mayo.
De acuerdo con expertos, este fenómeno podría causar problemas en las comunicaciones. En ese sentido, se dispararon alertas no solo por posibles alteraciones de este tipo, sino de sistemas de navegación y la red de suministro eléctrico.
En redes sociales se evidenció la magnitud de las auroras polares (boreales y australes) en algunas latitudes del planeta. Vea aquí algunas de las sorprendentes imágenes:
¿Qué es una tormenta geomagnética?
Una tormenta geomagnética, también conocida como tormenta solar, es una perturbación temporal y significativa de la magnetosfera terrestre. Son causadas por una onda de choque de viento solar y/o una eyección de masa coronal (CME) que interactúa con el campo magnético de la Tierra.
Las tormentas geomagnéticas se originan a partir de regiones inestables del Sol, conocidas como manchas solares, que son áreas más frías y oscuras en la superficie solar. Estas pueden producir explosiones solares y CME, que son eyecciones poderosas de energía y plasma.
Lo que ocurre en una tormenta geomagnética
Cuando las CME impactan la magnetosfera, pueden causar tormentas geomagnéticas que afectan sistemas tecnológicos en la Tierra y en el espacio.
Los efectos incluyen interrupciones en las comunicaciones por radio y satélite, errores en los sistemas de navegación GPS, daños a los satélites y aumentos en las corrientes eléctricas en las redes de energía, lo que puede llevar a apagones.
Durante una tormenta geomagnética, las áreas más afectadas suelen ser aquellas en latitudes altas, como Canadá, Alaska, Escandinavia y Rusia, en el hemisferio norte, así como en la Antártica y partes de Sudamérica, en el hemisferio sur.
Sin embargo, en casos de tormentas muy fuertes, como las clasificadas G4 o G5 en la escala de NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos), los efectos pueden extenderse a latitudes más bajas, potencialmente afectando a EE. UU. y Europa.