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Lo que debía ser una aventura inolvidable terminó en una dolorosa tragedia. El pasado 21 de junio, la brasileña Juliana Marins, de 26 años, cayó a un acantilado durante una caminata en el Monte Rinjani, un volcán activo en la isla de Lombok, Indonesia. La joven permaneció atrapada durante cuatro días antes de ser hallada sin vida.
Más de dos meses después, su padre, Manoel Marins, decidió hacer pública su reflexión sobre la pérdida de su hija. En un emotivo mensaje en redes sociales, citó al cantautor Gilberto Gil para dar sentido a lo sucedido: “Si la vida vale la pena, entonces la muerte también la vale”.
Con una metáfora sencilla, comparó la existencia con un sándwich: “El nacimiento y la muerte son las rebanadas de pan; la vida, el relleno, lo más sabroso”. Para él, el duelo debe afrontarse enfocándose en lo esencial: “La mejor manera de encarar la realidad de la muerte es pensar menos en ella y más en la vida. Usa este tiempo para crecer, amar y disfrutar de las alegrías que tenemos”.
En su mensaje también invitó a valorar los vínculos humanos: “Rodéate de buenas amistades, sonríe siempre que puedas y mantente en sintonía con lo divino. Vive como disfrutas tu sándwich favorito”.
Junto a su reflexión espiritual, Manoel Marins ha expresado fuertes críticas hacia la empresa de turismo y el guía que acompañaba a Juliana en la expedición. Según su versión, el joven de 20 años, identificado como Ali Musthofa, habría dejado sola a su hija para fumar con otros excursionistas, lo que habría facilitado el accidente.
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“El guía abandonó a mi hija. La empresa vende tours sin garantías y la reacción de los coordinadores del parque fue lenta. Nadie reconoció sus errores ni nos ofreció disculpas”, denunció el padre.
El guía, por su parte, negó haber actuado con negligencia. En declaraciones a medios locales aseguró que advirtió previamente sobre la dificultad del recorrido y que Juliana había mostrado signos de cansancio desde los primeros tramos. Según relató, su atención estaba en otro grupo adelantado, pues el descenso del volcán era especialmente riesgoso.
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“Cuando vi la luz de una linterna al fondo del acantilado, entré en pánico”, confesó Musthofa, quien rechazó la acusación de haber abandonado a la joven.
El caso de Juliana Marins ha dejado en evidencia los riesgos de los recorridos turísticos en destinos de alta dificultad y ha abierto el debate sobre la seguridad en las expediciones que se ofrecen en el Monte Rinjani, uno de los volcanes más visitados de Indonesia.
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