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Como resultado de extensas investigaciones de la Policía Nacional y la Fiscalía, la verdad detrás de los asesinatos del joven patrullero Alexander Aguilar en Dos Quebradas, Pereira, y del director regional de Medicina Legal, Eduardo Pinto Viloria, en Barranquilla, apunta a un móvil común: la traición planeada por sus parejas sentimentales. Estas son las historias y la resolución de los casos que revelaron una trama de engaños, triángulos amorosos y sicariato. El Rastro investigó los hechos.
Alexander Aguilar, un joven patrullero de la Policía Nacional, soñador y humilde, inició su carrera el 1 de marzo de 2019 en la estación de Policía de Dosquebradas, Pereira. Nacido en Montería, la capital ganadera de Colombia, Alexander, que solo era el único varón en su familia, era un joven de "sonrisa contagiosa energía desbordante y con un imán para las mujeres". Sus compañeros y familiares lo recuerdan como una persona que "nunca le decía que no" y que no era peleón ni violento.
Su corta carrera, sin embargo, fue brutalmente interrumpida. Cuatro meses después de empezar a ejercer, el 25 de julio de 2019, Alexander fue asesinado. El caso llegó a las autoridades a las 9:58 p.m., cuando reportaron un homicidio en el barrio Puente Blanco, corregimiento de Puerto Caldas.
El subintendente Johnny Andrés Moreno Muñoz, investigador del caso, encontró la macabra escena: un hombre con múltiples impactos de proyectil de arma de fuego, que no tenía documentos, solo un celular.
La pista clave para la identificación fue un casco de motocicleta hallado cerca del lugar de los hechos al día siguiente. Este elemento permitió a las autoridades rastrear al propietario, Carlos Alberto Morelo. Morelo manifestó que le había prestado el casco al patrullero Alexander Aguilar el día anterior, confirmando así que el occiso era él.
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La investigación rápidamente se enfocó en la vida personal de Alexander. La inspección a su habitación en la estación de Policía reveló recibos de compra para un cofre de anillo y giros de dinero a Mónica Yesenia Londoño Olguín, residente en Cartago.
Mónica, madre soltera de dos hijos, era la mujer con quien Alexander Aguilar sostenía una relación sentimental. Su mejor amigo, Oswal Norve Rincones Pantoja, atestiguó que Alexander estaba muy ilusionado y hasta pensaba en matrimonio. Sin embargo, comentó que Alexander la conoció en una casa de citas en Dos Quebradas.
A pesar de las advertencias, Alexander estaba muy ilusionado con ella, dicen sus familiares, y el vínculo se profundizó cuando ella le anunció, a través de Messenger, que estaba embarazada. No obstante, señalan que la relación era "tóxica" y conflictiva. A finales de junio, Alexander encontró a Mónica con otro hombre, lo que marcó el peor momento de la relación y lo llevó a una profunda depresión.
Una semana después del asesinato, una fuente humana informó a las autoridades que el homicida era Jonier Ocampo Marín, alias Copete, residente en Cartago. En un allanamiento a la vivienda del sujeto, aunque él no fue hallado, su hermana, Fátima, reveló que sostenía una relación con Mónica Yesenia Londoño Olguín. Ella misma relató que Copete llegó a casa la noche del crimen, 25 de julio, en una motocicleta con características idénticas a la de Alexander.
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La intercepción de comunicaciones confirmó que la hipótesis del crimen por un triángulo amoroso era sólida. Más adelante, el análisis forense del teléfono de Alexander demostró el plan macabro.
El patrullero llegó a la cita, cerca del puente en Puerto Caldas, a las 8:52 p.m.. Mónica le escribía "insistentemente" preguntando el lugar exacto. Aproximadamente a las 9:30 p.m., llegó el sicario. La triangulación de llamadas reveló que Mónica Yesenia se comunicó con alias Copete antes, durante y después de ejecutarse el crimen.
La Fiscalía determinó que Mónica Yesenia Londoño fue la mente criminal y que ella le había inventado que estaba en embarazo “para poder sacarle dinero".
El 18 de septiembre de 2019, se ordenó la captura de Mónica Yesenia Londoño y Jonier Fabián Ocampo Marín (alias Copete).
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Mónica, tras negarse a aceptar cargos inicialmente, cambió de parecer el 5 de febrero de 2020 y decidió aceptar los delitos de homicidio agravado en concurso con fabricación, tráfico y porte de armas de fuego. Mónica declaró que lo hacía por el bienestar de sus hijos: "yo acepté cargos porque el bienestar de mis hijos para mí ellos son mi vida". Fue condenada a 19 años y 4 meses de cárcel.
Por su parte, alias Copete fue capturado el 10 de febrero de 2020 en un sector conocido como La Carbonera, donde se dedicaba a quemar carbón. Optó por someterse a juicio y logró dilatar el proceso por dos años. Fue puesto en libertad provisional por vencimiento de términos. Meses más tarde, en un enfrentamiento con la Policía donde causó la muerte a otro patrullero, Copete fue ultimado.
El Rastro también investigó el asesinato de Eduardo Pinto Viloria, un médico forense que se desempeñaba como director regional de Medicina Legal en Barranquilla. Pinto, de 35 años casado con Dayana Jassir De la Hoz desde 2008, a quien conoció en una parranda en Maicao.
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Eduardo fue hallado muerto en su casa en el barrio Sevillar, con tres disparos en la espalda. Dayana Jassir De la Hoz, la viuda, manifestó que el crimen ocurrió en medio de un atraco. Según su versión, ella y su conductor habitual fueron interceptados por un taxi por dos sujetos armados. Estos la obligaron a regresar a casa, allí llamó a Eduardo para que abriera la puerta y en ese momento los asaltantes ingresaron. El asaltante que subió a Eduardo a la segunda planta bajó luego de escuchar tres disparos.
Dayana le dijo a la familia que los ladrones creyeron que Eduardo traía una caja de dinero que había sacado de Medicina Legal. Sin embargo, la actitud de la mujer en los días posteriores generó sospechas y la mamá de la víctima la señaló como responsable desde el primer momento.
La investigación de la DIJÍN se centró en los videos de las cámaras de seguridad y el análisis de las grabaciones reveló una inconsistencia con la versión del atraco. Las cámaras captaron el momento en que el taxi interceptó el vehículo de Dayana, pero en "ningún momento se ejerce violencia” y los asaltantes ingresaron al vehículo “muy tranquilos".
Una fuente secreta suministró la placa del taxi (UYS232), identificando al conductor como Miguel Ángel González Reales. La intercepción telefónica de Miguel Ángel llevó a la identificación de alias Ñeco (Alberto Mario Cabrera Barrios) y alias Chucho (Jesús Gutiérrez Arrieta).
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Lo más revelador fue que Johan Beltrán, el conductor de Dayana, había mentido a las autoridades al afirmar que no había hecho llamadas esa noche. En realidad, se registraron 19 llamadas entre él, Chucho y Ñeco durante la madrugada del crimen.
El mes y medio posterior al asesinato, fueron capturados Miguel González, Jesús Gutiérrez Arrieta (alias Chucho) y Johan Beltrán. En las audiencias, se conoció el dinero pactado por el asesinato de Eduardo Pinto: $29 millones.
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Finalmente, los testimonios de Chucho y Johan confirmaron la autoría intelectual de la mujer. Según Chucho, Dayana sabía lo que iba a ocurrir y fue la esposa quien tuvo una vinculación "total" en el crimen. Johan Beltrán, tras un regaño de su padre, manifestó que ella dio la orden de matar a Eduardo y "fue la que dio el dinero para que cometieran el homicidio".
La Directora de Fiscalías, Ángela María Bedoya, afirmó que Dayana había contratado a estas personas a través de Johan porque "quería mantener su relación amorosa con el señor Johan".
Dayana Jassir fue capturada el 27 de junio de 2016, acusada de ser la autora intelectual y financiadora del crimen. Los autores materiales y coautores aceptaron cargos: Johan Beltrán, Jesús Gutiérrez Arrieta (alias Chucho) y Miguel González fueron condenados a 19 años de prisión, mientras que Alberto Mario Cabrera (alias Ñeco) fue condenado a 17 años.
Dayana Jassir no aceptó los cargos y se inició un largo proceso judicial. Aunque un juzgado penal de Barranquilla la absolvió inicialmente en noviembre de 2024, el Tribunal Superior de la ciudad revocó la sentencia de primera instancia. Dayana Jassir fue condenada a 57 años y 6 meses de cárcel por el asesinato de su esposo, Eduardo Pinto Viloria. Dayana, quien continúa en la cárcel El Buen Pastor de Barranquilla, apelará esta decisión.