Se reunió con indígenas en Puerto Maldonado y escuchó sus preocupaciones. “Nunca han estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora", dijo.
Además, el sumo pontífice lamentó "las hondas heridas que llevan consigo la Amazonía y sus pueblos".
Llegado en la mañana a Puerto Maldonado, en el sureste peruano rodeado de selva, el papa argentino fue directamente hasta el Coliseo, un edificio donde le esperaban impacientes unos 3.500 indígenas peruanos, pero también bolivianos y brasileños.
El papa fue recibido con cantos y danzas de diferentes tribus, con sus vestimentas tradicionales, algunos de ellos coronados con plumas y collares de colmillos de animales.
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Tras oír a los indígenas contarle las amenazas que pesan sobre sus tierras ancestrales, el papa tomó la palabra para denunciar "la fuerte presión de los grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales" sobre esta inmensa selva.
También criticó las políticas que, en nombre de la conservación de la selva, "acaparan grandes extensiones de bosques y negocian con ellas", "oprimiendo a los pueblos originarios" y expulsándolos de sus tierras.
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"Hemos de romper el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes", dijo el papa argentino.
Los pueblos originarios esperan que el papa se convierta en su abogado defensor.
"Le pedimos que nos defienda", pues "los nativos somos sobrevivientes de muchas injusticias", dijo Yésica Patiachi, del pueblo Harakbut.
En una zona de la que el Estado está prácticamente ausente, el papa también condenó la trata de personas que no es otra cosa que "esclavitud" y la violencia de que son víctimas.
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"Nos acostumbramos a utilizar el término 'trata de personas' (...), pero en realidad deberíamos hablar de esclavitud: esclavitud para el trabajo, esclavitud sexual, esclavitud para el lucro", dijo.
Al igual que bosques, ríos y quebradas son "utilizados hasta el último recurso y luego dejados baldíos e inservibles", las personas "son también tratadas con esta lógica", añadió, antes de criticar los programas de esterilización, como el que desde el Estado peruano practicó el gobierno del autócrata Alberto Fujimori, en los años 90.
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"No se puede 'naturalizar' la violencia hacia las mujeres (...). No nos es lícito mirar para otro lado y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes sean 'pisoteadas' en su dignidad", añadió, en presencia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, para quien esta visita es aire fresco que le permite olvidar por un momento su delicada situación política.
“Virus social”
Tras un emotivo encuentro con cerca de 200 niños del hogar El Principito, fundado por un religioso suizo para acoger a víctimas del abandono, del trabajo infantil o de la violencia, el papa argentino almorzó con nueve nativos de diferentes etnias, antes de regresar a Lima donde se reunió con el presidente, ante el que hizo un alegato contra el "virus de la corrupción, que lo infecta todo".
"Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese 'virus' social, un fenómeno que lo infecta todo", dijo el papa en la recepción que le brindó el presidente, en plena crisis política por corrupción.
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Kuczynski habría recibido de la empresa constructora brasileña Odebrecht casi cinco millones de dólares en asesorías a empresas ligadas a él cuando era ministro del entonces presidente Alejandro Toledo (2001-2006).
Puerto Maldonado ha sido la única ciudad de su viaje, iniciado el pasado lunes en Chile, en la que el pontífice no ha realizado una misa.
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Francisco proseguirá su visita, el sábado, a Trujillo (norte), y el domingo la concluirá con misa multitudinaria en Lima, donde algunos espabilados venden entradas para ver al papa, pese a que el ingreso es gratuito.
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