Elyse-May Hibbs, de 25 años, solía trabajar como enfermera en el centro penitenciario Parc, ubicado en Bridgend, Gales del Sur, cuando conoció a Harry Pullen, un recluso condenado a 5 años de prisión por delitos relacionados con drogas. Mientras le brindaba tratamiento médico al prisionero, la mujer le empezó a coquetear e iniciaron una relación.
De acuerdo con las autoridades, la trabajadora del área de la salud acostumbraba a realizar llamadas subidas de tono con su paciente y hasta se intercambiaban mensajes de Instagram, a pesar de que el uso de dispositivos móviles estaba prohibido para las personas privadas de la libertad.
Según el fiscal Matthew Cobbe, los jefes de la cárcel comenzaron a sospechar que el prisionero estaba involucrado en alguna relación inapropiada en el centro penitenciario así que lo trasladaron a la prisión estatal (HMP) de Manchester.
A pesar de esto, la pareja mantuvo su contacto y los investigadores encontraron el número de la enfermera en la lista de llamadas aprobadas para los prisioneros. “Habiendo sido trasladado, las llamadas del recluso fueron monitoreadas en HMP Manchester y era bastante claro que la relación con la acusada estaba siendo alimentada por el recluso. Se puso en contacto con la enfermera muchas veces y la mayor parte ocurrió cuando ella trabajaba en HMP Parc”, comentó el fiscal.
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Según el ente acusador, la madre y una amiga del recluso fueron las que le ayudaron al Pullen a iniciar el contacto con Hibbs después de encontrarla en redes sociales. “Las llamadas entre ellos eran de coqueteo. Hablaban sobre la prisión y sobre el personal. Él le decía que la amaba y ella le correspondía. Las llamadas incluían referencias a la pareja actual de la acusada y el recluso le sugería continuamente que lo reemplazaría y estaría en una relación con ella”.
Harry Pullen, de 25 años, fue encarcelado en 2019 por desempeñar un papel importante en una banda de narcotraficantes en el sur de Gales, que estaba relacionada con cocaína y heroína.
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Debido a la situación, Elyse-May Hibbs fue llamada a una audiencia disciplinaria del Consejo de Partería de Enfermería y tras confirmar su relación con Pullen, la enfermera fue suspendida por 12 meses, ya que encontraron que su aptitud para ejercer se vio afectada por el recluso. Además, fue condenada a 6 meses de prisión.
La enfermera confesó que se sintió presionada de coquetear con el paciente porque él la había amenazado previamente y tenía miedo de que, al terminar el contacto, el recluso tomara represalias en su contra.
Por otro lado se conoció que otra trabajadora del centro penitenciario Parc, una oficial de prisioneros identificada como Ruth Shmylo, también se habría involucrado con Pullen y será juzgada en septiembre.