En plena calle, Marta Córdova velaba a su hermana. Según su relato, la mujer no murió de COVID-19, pero no podían enterrarla por falta de espacio en el cementerio local.
Su dolor se refleja en otros rostros impotentes que, a las afueras del camposanto, no han tenido otra opción que aceptar enterrar a sus seres queridos en las fosas comunes que habilitó el gobierno local.
Con ayuda de maquinaria pesada se abrieron uno a uno los lugares donde reposarán de ahora en adelante los cuerpos de quienes murieron por la enfermedad que tiene colapsado el sistema hospitalario y fúnebre de Cochabamba.
"Vamos a tener que llegar como lo que ha hecho en Ecuador, si no me equivoco. Vamos a tener que quemar afuera. No tenemos (espacio), ya rebasamos la capacidad", asevera la propietaria de una funeraria.
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En las últimas 24 horas el tercer departamento más importante de Bolivia reportó 253 pacientes positivos del coronavirus y 14 fallecidos.