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Esposo y padre de colombianas que murieron intentando entrar a EE. UU. se reunió con su hijo

Dice que le parte el alma recordarlas cada noche cuando rezan con el pequeño. A la incertidumbre de cómo criará a su vástago se suma la de su situación migratoria, aún sin definir.

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Ha pasado un mes desde que Hugo Morales Pinzón se fundió en un abrazo agridulce con su hijo Cristian David. La batalla para estar juntos fue larga y el precio, muy alto. Su esposa, Claudia, y su hija, María José, murieron intentado entrar a Estados Unidos a través del desierto. El pequeño sobrevivió y fue encontrado junto a los cuerpos de su madre y hermana por la patrulla fronteriza.

“La verdad es que cuando yo vi a mi hijo por primera vez a mí se me partió el alma, porque lo que yo más quería era tener mi familia completa acá, siendo que mi familia pasó por muchas cosas antes de venir de Tunja para acá”, dice Hugo Morales Pinzón.

El dolor aún no se apacigua. Cuando Hugo decidió emigrar a Estados Unidos, huyendo de la violencia, supo que su esposa, Claudia Pineda, estaba embarazada.

Un poco más de un año después decidieron que ella y sus hijos Maria José, de 10 años, y el pequeño Cristian, de 3, emprendieran la travesía para cruzar la frontera. Pero se perdieron y la vida de ambas se apagó en el desierto. El pequeño fue testigo de la tragedia.

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“Yo todos los días oro con él, hago la oración en la noche, y cuando le mencionó a la mamá se pone a llorar; cuando le mencionó la hermanita él se pone a llorar. Y me parte el alma totalmente”, dice el acongojado hombre.

Hoy la vida de Hugo gira entorno a su hijo y aunque por ahora cuenta con la ayuda de su madre, teme el momento en el que ella tenga que retornar a Colombia.

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“Apenas conozco a mi hijo hace dos meses y tengo miedo de enfrentarme a la vida. ¿Cómo lo voy a dejar mientras trabajo? ¿Cómo va a hacer mi vida con él? ¿Qué tiempos voy a sacar para él?; pero con muchas ganas de salir adelante de todas maneras con el niño, porque es lo más lindo que mi esposa me pudo haber dejado”, indica Hugo Morales.

La historia, además, tiene un factor más de incertidumbre: los procesos migratorios, tanto del padre como del niño, aún están en el limbo.

“Entonces realmente tenemos dos casos que no están definidos. El fallecimiento y todo realmente no le garantizó a esta madre haber dado la vida porque sus hijos tuvieran un mejor futuro (…) no garantizó que su hijo entrara de una vez con un estatus a los Estados Unidos”, dice la abogada de inmigración Sandra Clavijo.

Hoy Hugo trabaja en una empresa distribuidora de alimentos y solo pide que este país le dé la oportunidad de ver crecer a su hijo como un profesional que le haga bien a la sociedad.

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Sandra Clavijo es la abogada de inmigración que tomó el caso pro-bono. Se ha convertido prácticamente en su único apoyo en este país. Gracias a ella, Hugo no solo logró recuperar a su hijo y ahora batalla por un estatus legal en Estados Unidos, sino además también le ayudó a encontrar trabajo y un lugar con las condiciones aptas para vivir con el menor.

Ella asegura que más allá de ser un caso de inmigración, se ha convertido en un caso de corazón; y no solo para ella, también para su familia, pues todos acogieron al pequeño Cristian David como si fuera parte de su hogar.

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