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La migración sudamericana hacia Estados Unidos ha venido en crecimiento en las últimas cuatro décadas. Según datos de la Oficina del Censo, entre 1980 y 2022 la población de origen sudamericano en ese país aumentó en más de 400%, alcanzando los 4 millones de personas. Aunque representan apenas el 9% de la población inmigrante total de la nación, su peso se ha vuelto más visible en varias regiones metropolitanas, en especial en la costa este.
Los colombianos, junto con venezolanos, brasileños, ecuatorianos y peruanos, constituyen los principales grupos de origen en el país norteamericano. De hecho, Colombia es uno de los países que históricamente ha enviado más migrantes hacia Estados Unidos, con un proceso que empezó a intensificarse desde los años setenta y ochenta, en medio de crisis económicas, inestabilidad política y, posteriormente, por los efectos del conflicto armado interno.
El área metropolitana de Nueva York es el lugar con mayor número de colombianos residentes. Allí se han establecido desde hace décadas comunidades numerosas, en especial en barrios de Queens, donde se encuentran restaurantes, negocios familiares y asociaciones que giran alrededor de la cultura colombiana. De acuerdo con estimaciones recientes del Migration Policy Institute (MPI), Nueva York encabeza la lista de destinos de los migrantes colombianos, seguido de Miami, Orlando, Washington D. C. y Los Ángeles.
En estas cinco áreas metropolitanas se concentra más de la mitad de la población sudamericana en el país, y los colombianos representan una gran proporción. La ciudad de Nueva York, además, cumple un papel histórico en la construcción de diásporas latinoamericanas. Para los colombianos, su atractivo podría radicar en las oportunidades de empleo, la existencia de cadenas de apoyo entre familias ya instaladas y la cercanía cultural con otros migrantes hispanohablantes.
Aunque Nueva York ocupa el primer lugar, Florida también es un punto clave, pues en ciudades como Miami y Orlando, la comunidad colombiana ha crecido de manera acelerada, sumándose a la ya consolidada presencia de cubanos, venezolanos y puertorriqueños. En Miami-Dade, por ejemplo, los colombianos forman parte de una red de migrantes sudamericanos que, en conjunto, constituyen casi el 10% de la población local, según las cifras compartidas por el MPI.
La preferencia por Florida es explicada por la organización, entre otros factores, por la cercanía geográfica, el clima y el dinamismo económico del estado. También influye la facilidad para mantener vínculos con Colombia, gracias a la frecuencia de vuelos y la conexión permanente entre ciudades como Miami y Bogotá.
Las cifras más recientes indican que la diáspora colombiana en Estados Unidos supera los 1.6 millones de personas. Este grupo se ubica como el de mayor tamaño entre los sudamericanos en el país, por encima de los ecuatorianos y los brasileños. Entre 2010 y 2022, el número de migrantes procedentes de Colombia aumentó en un 46%. Aunque no se trata del incremento más acelerado —los venezolanos, por ejemplo, crecieron un 263% en ese mismo periodo—, los colombianos siguen siendo un referente en términos de asentamiento estable.
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Buena parte de esta comunidad ha optado por vías legales de migración, pues en 2022, cerca de 22% de los sudamericanos que obtuvieron la residencia permanente en Estados Unidos eran de origen colombiano. La mayoría de estos casos correspondieron a procesos de reunificación familiar, mientras que otros lograron su estatus a través de programas de refugio y asilo.
En cuanto a características sociodemográficas, los colombianos comparten rasgos similares a los de otros inmigrantes sudamericanos. Su edad promedio es de 46 años, ligeramente superior a la población estadounidense en general y el 77% se encuentra en edad laboral, lo que los convierte en una fuerza activa dentro de la economía del país. En términos de educación, más de la mitad de los adultos colombianos cuentan con al menos la secundaria completa, y una proporción importante posee títulos universitarios.
Sin embargo, el dominio del inglés sigue siendo un reto: más de la mitad reporta no hablarlo "muy bien", lo que limita en ocasiones sus oportunidades en el mercado laboral. A pesar de estas barreras, la tasa de participación en la fuerza de trabajo de los inmigrantes colombianos es alta. Muchos se emplean en sectores de servicios, comercio y construcción, aunque también hay presencia significativa en áreas de negocios, salud y educación.
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El ingreso medio de los hogares colombianos en Estados Unidos ronda los 68.000 dólares anuales, una cifra por debajo del promedio nacional (75.000). Esto ubica a la comunidad en una posición intermedia respecto a otros grupos sudamericanos: por encima de venezolanos y ecuatorianos, pero por debajo de argentinos, chilenos y bolivianos. En materia de pobreza, el 14% de los inmigrantes colombianos vive con ingresos inferiores al umbral establecido por la Oficina del Censo, lo que los coloca levemente por encima del promedio nacional de nacidos en EE. UU. (12%).
Un aspecto llamativo es el número de estudiantes colombianos en universidades estadounidenses, pues en el ciclo 2022-2023, unos 9.000 jóvenes de Colombia estaban matriculados en instituciones de educación superior en Estados Unidos, convirtiéndose en el segundo grupo sudamericano más numeroso después de Brasil. Además, aproximadamente la mitad de los colombianos residentes en Estados Unidos han adquirido la ciudadanía, porcentaje que es similar al de la población inmigrante total. Sin embargo, un número considerable todavía permanece bajo estatus de residencia temporal o sin autorización.
De acuerdo con estimaciones del MPI, cerca de 200.000 colombianos vivían en Estados Unidos sin estatus legal hacia 2021. De ellos, algunos han accedido a programas como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que otorga alivio temporal de deportación a quienes llegaron siendo menores de edad.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co