Paul Manafort es acusado además de tentativa de lavado de dinero, mentir en sus declaraciones y ocultar registros financieros.
Adicionalmente, el abogado no se habría registrado como agente de país extranjero. El escándalo se relaciona con la presunta injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses el año pasado.
Antes de producirse el apresamiento de Manafort, Trump achacó las presiones del escándalo a una retaliación ante los esfuerzos por recortar el presupuesto por parte de los republicanos en el Senado.
All of this "Russia" talk right when the Republicans are making their big push for historic Tax Cuts & Reform. Is this coincidental? NOT!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 29, 2017
"Todas estas conversaciones sobre 'Rusia' justo cuando los republicanos impulsan una histórica reforma y reducción de impuestos. ¿Es una coincidencia? ¡NO!", escribió en uno de sus mensajes.
De acuerdo con Trump, "no existe" colusión. "Los demócratas están utilizando esta terrible cacería de brujas para hacer política".
Arde el escándalo
Manafort acudió este lunes a una oficina del FBI en compañía de un hombre que no fue identificado, acatando una orden de entregarse.
La prensa local estadounidense señaló que un socio de Manafort, Rick Gate, también fue imputado formalmente en las investigaciones que conduce el fiscal especial Robert Mueller.
La investigación, que se transformó en el mayor dolor de cabeza para la Casa Blanca, se concentra en los contactos entre dirigentes de la campaña de Trump y funcionarios rusos durante la campaña.
El viernes, la cadena de televisión CNN informó que un gran jurado federal aprobó las primeras imputaciones en este caso, abriendo una intensa oleada de rumores sobre inminentes arrestos.
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