La zona aledaña al Teatro Nacional y a la célebre Cafetería Slavia aparecía desierta y a ella solo podían acceder las ambulancias, los bomberos y las patrullas de policía.
La explosión, que no causó muertos o desaparecidos pero sí una treintena de heridos de diversa consideración y 230 evacuados por razones de seguridad, se sintió en varias manzanas a la redonda y al otro lado del río Moldava, situado a medio kilómetro.
En concreto, la explosión provocada por un escape de gas se saldó con 55 heridos, dos de ellos graves, según confirmó el alcalde de Praga, Bohuslav Sobotka.
Los vecinos del casco histórico de la ciudad coincidían en señalar que fue un verdadero milagro que entre los escombros no hubiera cadáveres.
Riadas de gente, presas de la incertidumbre, recorrían a pie la ciudad después de que se suspendiera el transporte público tras el incidente, mientras que los perros rastreadores se preparaban para buscar víctimas bajo los escombros.
Pero no pudieron acceder al inmueble hasta unas horas después de la explosión, debido a la alta concentración de gas en el aire.
La detonación fue de tal virulencia que desplazó cinco centímetros el muro maestro del edificio afectado, propiedad de la autoridad de control aéreo, y provocó que se hundieran dos pisos.
Con la estructura seriamente dañada, las autoridades temían nuevas explosiones y derrumbes, ya que no se consiguió cerrar la llave principal de gas por estar sepultada bajo los escombros.
Tras el estallido y antes de que la zona fuera acordonada por la policía, algunos testigos contaban sus vivencias a curiosos y periodistas que se acercaban al lugar de los hechos.
Una mujer que salió ilesa del suceso contaba que vio cómo el piso de su oficina "se hundía bajo los pies".
Los empleados de la limpieza del teatro "Linterna Mágica", situado a apenas cien metros del lugar del siniestro, sintieron el fuerte impacto, que rompió los cristales del edificio donde trabajaban.
Miembros del personal administrativo de la Academia de Ciencias, que tiene su sede justo enfrente del inmueble siniestrado, describían cómo se les "vinieron encima los marcos de las ventanas" y sintieron el impacto de los cristales.
A pesar de que el tráfico en los alrededores del edificio fue parcialmente restablecido horas después, los bomberos tuvieron que volver a cortarlo temporalmente ante el temor a nuevos escapes de gas, aunque por precaución se habían cerrado las llaves de paso en una veintena de edificios cercanos.
Updated: abril 29, 2013 01:32 p. m.