El niño estaba hospitalizado con síntomas de coronavirus. Cuando creían que había muerto por alguna complicación, llegó la macabra revelación.
“No tengo ningún problema mental”, fueron las palabras de Cevher Toktas, jugador de la Liga de Turquía tras confesar cómo y por qué asesinó al menor.
La historia se remonta al 23 de abril cuando el pequeño fue internado por síntomas asociados al COVID-19, como fiebre y dificultades respiratorias. Ordenaron su traslado a cuidados intensivos y allí falleció.
Aunque el cuerpo médico no pensó en otra cosa distinta al virus, once días después el padre decidió hacer la revelación: “puse una almohada en la cabeza de mi hijo, que estaba acostado. Apreté durante 15 minutos sin parar. Mi hijo resistió un tiempo. Cuando dejó de moverse, saqué la almohada”.
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Estas palabras dejaron sin aliento a las autoridades, que cuestionaron a Toktas sobre los motivos que lo llevaron a cometer semejante crimen. Su respuesta también estuvo cargada de frialdad. “Nunca quise a mi hijo menor, desde su nacimiento. No sé por qué no lo quiero. La única razón de haberlo matado fue que no lo quise", aseguró.
Para que no hubiera dudas de su accionar dejó en firme que no sufre ningún problema mental.
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El deportista del Bursa Yildirim, de 32 años, permanece bajo custodia de las autoridades, a la espera de un juicio.