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Lo que iba a ser una agradable excursión por los paisajes de Newtonmore, en las Tierras Altas de Escocia, se transformó en una pesadilla de supervivencia extrema para Mary-Jane Parker, una mujer de 61 años. La mujer se encontraba caminando junto a su perra Lola en agosto y nunca imaginó que un rebaño de ganado casi le arrebataría la vida.
El incidente ocurrió de forma súbita. Según relatan las fuentes, el ganado se encontraba "escondido detrás de un alto terraplén", lo que impidió que Mary-Jane los viera hasta que estuvo a escasos metros de distancia. En cuestión de segundos, la excursionista se vio rodeada y una de las vacas bajó la cabeza y comenzó a golpear el suelo en señal de agresión.
El pánico se apoderó de la escena cuando Lola, la perra de Mary-Jane, logró zafarse de su collar y huir del lugar. Sin embargo, su dueña no tuvo la misma suerte. Fue "aplastada" por dos vacas que la levantaron y la llevaron entre ellas mientras cargaban con furia. Todo empeoró cuando la correa de su mochila se enganchó en la pata de uno de los animales, provocando que fuera arrastrada por el suelo varios metros.
En ese momento, la mujer de 61 años admitió haber pensado: "Aquí es donde todo termina para mí".
Tras ser arrastrada, Parker fue lanzada por el aire antes de estrellarse violentamente contra la tierra. El impacto y el pisoteo resultaron en un cuadro médico devastador: 10 costillas rotas, el esternón fracturado y la mano derecha rota. Además, el ataque le provocó un traumatismo importante en la pierna, pulmones magullados y la presencia de sangre en la pared torácica.
Una de las lesiones más impactantes fue en su pierna izquierda, donde el músculo de la pantorrilla se desgarró por completo desde la rodilla hasta el tobillo, quedando el tejido expuesto y colgando. Mary-Jane describió el dolor como algo "paralizante", afirmando que nunca había experimentado algo similar. Además también quedó con múltiples hematomas por todo el cuerpo, incluyendo la cara y la cabeza.
Mientras yacía en el suelo, vio su teléfono a unos 25 pies de distancia, pero alcanzarlo era imposible y peligroso. En un acto de lucidez, activó una alerta SOS en su dispositivo de seguimiento Garmin, que aún llevaba en la mochila.
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Para evitar que el ganado la siguiera atacando, decidió "hacerse la muerta". Permaneció inmóvil durante 45 angustiosos minutos. Durante ese tiempo, tuvo que soportar que los animales la olfatearan, que uno lamiera sus heridas sangrantes y que otro rascara su pie. Para proteger su herida más grave, colocó su pierna derecha sobre la carne abierta de la izquierda.
Recordó que mientras pasaban los minutos, esperando que alguien llegara a salvarla, se repetía a sí misma: "Sigue aguantando, no te duermas, no te desmayes… Sigue respirando".
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La salvación llegó cuando otros excursionistas lograron ahuyentar al ganado y se quedaron con ella hasta que llegaron la policía y los paramédicos. Debido a la severidad de sus lesiones, los socorristas determinaron que una ambulancia convencional no llegaría al hospital a tiempo para salvarla. Fue entonces cuando intervino la Ambulancia Aérea de la organización benéfica escocesa (SCAA), trasladándola de urgencia al Aberdeen Royal Infirmary.
Tras ser sometida a varias cirugías, que incluyeron injertos de piel, Parker fue dada de alta apenas diez días después del incidente, un testimonio de su fortaleza física y mental. "Estoy muy agradecida cada día cuando me despierto y sé que todavía estoy viva", declaró a la prensa local, describiendo su supervivencia como el regalo de una segunda oportunidad.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL