Andrew O'Dwyer y Geoffrey Keaton eran padres de bebés de 19 meses y son las víctimas más recientes de una tragedia que ha dejado daños incalculables.
Los incendios forestales en Australia, entre los más graves en este siglo, han causado en las últimas horas la muerte de tres personas, entre ellas dos bomberos, y amenazan con agravarse con una ola de calor que los ecologistas atribuyen a la crisis climática.
Global Watch Forest Fires, que monitorea los incendios forestales del mundo, muestra el mapa de Australia en llamas, principalmente en la costa este y meridional, en donde se divisan centenares de fuegos, aunque la cifra nacional es difícil de determinar porque cada región gestiona sus servicios de bomberos.
La ola de calor en Australia, que ha roto durante dos días consecutivos récords de temperatura de 40,9 y 41,9 grados el martes y el miércoles, ha agravado estos incendios, que han cobrado la vida de ocho personas desde julio.
La última víctima falleció este viernes en el estado de Australia del Sur, donde otra persona está desaparecida, y cuatro bomberos y tres policías resultaron heridos por quemaduras o inhalación de humo.
Voluntarios heroicos
En Nueva Gales del Sur (NSW, siglas en inglés), el estado más afectado por los incendios y en donde se ha declarado por segunda vez este año el estado de emergencia, murieron anoche dos bomberos voluntarios y otros tres resultaron heridos cerca de Buxton, a unos cien kilómetros al suroeste de Sídney.
Ese incendio, el de Green Wattle Creek, que el jueves calcinó una veintena de viviendas, junto al de Gospers Mountain, a unos 200 kilómetros al noroeste de la ciudad y que se expande en 440.000 hectáreas de terreno, amenazan a Sídney, la capital de NSW y la mayor ciudad australiana.
"Cada uno de los bomberos voluntarios no están ahí porque quieren. Están ahí porque aman al prójimo y por sobre todo aman lo que hacen", dijo el argentino-australiano Xavier Cerbelli, del Servicio Rural de Bomberos de NSW, que tiene la fuerza de integrantes voluntarios más grande del mundo.
Los incendios en Nueva Gales del Sur también han provocado la muerte de 2.000 koalas, y han calcinado unas 800 viviendas y unos 3 millones de hectáreas de terreno.
El primer ministro, de vacaciones
El primer ministro australiano, Scott Morrison, que ha sido criticado por su apoyo al carbón y la escasa iniciativa contra la crisis climática, dijo que los bomberos voluntarios "están cansados, pero también quieren estar allí defendiendo a sus comunidades".
Al lamentar las muertes en los incendios, Morrison expresó que estos hombres "estaban defendiendo con valor sus comunidades con un espíritu y dedicación sin igual que les sitúa para siempre entre los australianos más valientes".
Morrison, quien se encuentra de vacaciones con su familia en Hawái, anunció que las acortaba para retornar al país.
"Lamento profundamente cualquier ofensa causada a cualquiera de los muchos australianos afectados por los terribles incendios al tomarme un descanso con mi familia en estos momentos", se disculpó en un comunicado.
Morrison respondía así a una ola de críticas por irse secretamente en plena crisis de incendios y los humos tóxicos, que en algunos casos han superado los niveles de peligrosidad, en Sídney y otras localidades del país.
La comentarista política Mishelle Grattan declaró en la revista The Conversation que Morrison, quien se niega a vincular los incendios con el cambio climático, debería estar físicamente en el país para dar al menos apoyo moral en momentos de desastre.
"Las prioridades de un primer ministro deben ser las necesidades de su posición por encima de los asuntos personales, especialmente sus vacaciones", opinó Grattan al recordar que "muchos bomberos sacrifican sus vacaciones (y mucho más) este verano".
Organizaciones ecologistas y ciudadanos han salido varias veces a las calles a protestar para exigir al gobierno de Australia, el mayor exportador de carbón del mundo, que adopte medidas para una transición a las energías limpias y contra los incendios, que mañana se auguran catastróficos.
"El sábado será un día muy, pero muy difícil", pronosticó el comisionado del Servicios Rural de Bomberos de NSW, Shane Fitzsimmons.
Estos fuegos catastróficos comenzaron antes del inicio del verano austral, que empieza mañana con altas temperaturas y escasez de lluvias hasta el 21 de marzo.
Los peores incendios en Australia, denominados "sábado negro", se produjeron el 7 de febrero de 2009 cuando las temperaturas se elevaron hasta los 46,4 grados y las llamas causaron 173 víctimas mortales, una tragedia considerada como el peor desastre natural de la historia moderna del país.