Sacerdotes cristianos bendicen el agua del lago Balea, 300 kilómetros al noroeste de Bucarest. Se cortan bloques de hielo con una cierra y se los une con agua y nieve para erigir la iglesia.
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Clérigos ortodoxos, católicos, protestantes y evangélicos oficiaron allí esta semana.
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Reconstruida y bendecida cada invierno desde hace unos años, en la iglesia de hielo se realizan bautismos y bodas.
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Las relaciones entre las distintas confesiones cristianas en Rumania son tensas debido a disputas por propiedades. Los comunistas se apoderaron de todas las iglesias en 1945 y las entregaron a la Iglesia Ortodoxa Rumana. Esta ha devuelto algunas.
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Ioan Crisan, un sacerdote católico de rito oriental, dijo que la Iglesia de Hielo era un lugar donde se dejan de lado las diferencias religiosas.
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"Por unos momentos, la gente olvida lo que dejó en el valle: riñas, malentendidos, argumentos contradictorios", dijo.
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Solo se accede a ella por teleférico a 2.000 metros de altura. La estructura de 6 metros de alto, 14 de largo y 7 de ancho es copia de una de Transilvania.