El Gobierno de Venezuela volvió a denunciar este lunes presuntos planes de desestabilización organizados en Colombia, al dar a conocer la detención en el oeste del país de nueve supuestos paramilitares colombianos que, según dijo, habrían podido buscar atentar contra el presidente, Nicolás Maduro.
Tras conocerse la noticia, Maduro afirmó que desde Colombia "se conspira" contra Venezuela y se coordina que "grupos asesinos" se introduzcan en el país para "ejecutar el plan de la derecha fascista".
"Ratifico desde Colombia se conspira contra nuestra Patria, la derecha ha coordinado nuevamente que grupos asesinos venga a nuestra Patria", escribió Maduro en su cuenta de la red social Twitter.
El presidente se refirió de este modo al anuncio realizado poco antes por el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, que informó ante la prensa la detención de dos bandas de presuntos paramilitares "muy conocidas" en Colombia por su alto nivel de criminalidad.
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El ministro sugirió también que los detenidos podrían poseer conexiones con "la extrema derecha venezolana" y que la presencia en Venezuela de estos grupos podría "ser parte de un plan que está orquestándose" desde Colombia.
"Nos llama poderosamente la atención y nos crea la suspicacia de qué conexiones políticas puedan tener estos señores con elementos de la extrema derecha venezolana", afirmó el ministro.
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"No nos extrañaría que viniesen dentro de esos planes que hemos denunciado constantemente de querer atentar contra la vida del presidente de la República o cualquier otro dignatario del Estado venezolano", añadió.
Al explicar los detalles de las detenciones, Rodríguez Torres indicó que el primer grupo está vinculado con la banda de origen paramilitar Los Rastrojos y el segundo respondería al también colombiano "Chepe Barrera".
Mientras, habría una tercera banda que podría encontrarse en la capital del país para cumplir con el objetivo, que los propios detenidos dijeron desconocer.
Rodríguez Torres precisó que al primer grupo, conformado por seis personas y capturado en el estado Táchira, en la frontera con Colombia, se le incautó un fusil AK47, dos pistolas, un revolver, una escopeta, dos granadas y munición.
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Al segundo, formado por tres miembros y capturado en Guanare, en el occidental estado de Portuguesa, se le incautó un fusil bushmaster, cartuchos, una pistola y uniformes militares con toda la simbología del ejército venezolano.
Las acusaciones contra Colombia amenazan con tensar aún más unas relaciones que ya vienen sufriendo un enfriamiento después de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, recibiera el mes pasado al líder de la oposición venezolana Henrique Capriles, quien no reconoce a Maduro como presidente.
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En esa ocasión, Maduro acusó a Colombia de estar detrás de una conspiración contra Venezuela, lo que fue considerado por Santos como "descabellado".
El propio Maduro convocó el sábado a una sesión del Consejo de Estado para que el martes defina "de manera central" las relaciones con el Gobierno de Colombia.
En medio de estas denuncias, el exvicepresidente José Vicente Rangel aseguró el fin de semana que "venezolanos de la oposición" firmaron un contrato de compra de 18 aviones de guerra que serán llevados próximamente a una base militar de EE. UU. en Colombia.
Los aviones fueron negociados el pasado 27 de mayo en la ciudad de San Antonio, Texas (EE. UU.), "entre ejecutivos de la industria de aviones de guerra y venezolanos de la oposición", y serán traslados a una base militar estadounidense "ubicada en Colombia", dijo Rangel el domingo sin revelar las fuentes de su información.
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"Qué buen chiste el de los aviones de guerra, sólo posible en una mente retorcida y oscura como la de ese nefasto personaje", dijo Capriles.
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El Gobierno venezolano ha denunciado en varias oportunidades en los últimos meses supuestos planes para derrocarlo y Maduro ha acusado a dirigentes como el expresidente de Colombia Álvaro Uribe de dirigir un plan para matarlo.
Durante la campaña para las elecciones del 14 de abril, Maduro llegó a denunciar también que un grupo de mercenarios pagados por "la derecha salvadoreña" había viajado a Venezuela con la intención de matarlo y de generar violencia.
Venezuela vive un clima de alta polarización política después del estrecho resultado de las elecciones presidenciales, que la oposición desconoce y ha impugnado ante el Tribunal Supremo de Justicia.