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Latinos cuentan los errores por los que les han negado la visa de Estados Unidos

Aunque miles de latinoamericanos preparan cuidadosamente sus solicitudes de visa a Estados Unidos, pequeños errores pueden arruinar el proceso.

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Por las políticas migratorias de E.E.U.U. están complicando mucho más los procesos de visado.
AFP/Colprensa

A veces ni la preparación, ni la experiencia previa, ni las buenas intenciones bastan. Lorena Ruiz, una joven colombiana, volvió a vivir el amargo momento de recibir una negativa en su solicitud de visa para Estados Unidos, por tercera vez consecutiva. Lo contó con franqueza en un video de TikTok, donde compartió los errores que, según ella, sellaron el destino de su trámite. Su testimonio ya ha resonado con miles de personas que temen, o han vivido, algo similar.

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Preparación no siempre significa éxito

Lorena se sentía lista. Había conseguido su cita en menos de una semana, el trámite de huellas y fotos fue rápido, y todo indicaba que esta vez, sí, todo saldría bien. “El día anterior, hermoso, sol. Yo dije: ‘Hoy es el día, la tercera es la vencida’”, relató en su video.

Pero al llegar al consulado, los nervios hicieron su entrada. Ruiz se describe como una persona “demasiado introvertida”, y aunque había practicado las respuestas esperadas, la ansiedad la bloqueó en el momento más crucial.

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El caos comenzó desde el primer segundo de la entrevista. En medio de una fila de unas 300 personas, le costó identificar quién le estaba haciendo las preguntas. Pensó que debía esperar a ser llamada a la ventanilla, cuando en realidad la entrevista ya había comenzado. “Mi cerebro se demoró en procesar qué estaba pasando”, confesó.

Al explicar su motivo de viaje, turismo en Nueva York, su respuesta fue tan confusa que la funcionaria le pidió repetirla. Desde ahí, todo se vino abajo.

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El golpe final llegó cuando le preguntaron por un viaje anterior a España. Lorena respondió que había viajado en 2014, cuando en realidad fue en enero de 2024. Aunque corrigió enseguida, el daño ya estaba hecho. “¿Cómo me preguntan eso?”, dijo entre risas nerviosas en su video, evidenciando la frustración de sentirse evaluada por un lapsus mental.

Ella misma concluyó que la entrevistadora probablemente pensó: “No sabe ni dónde está parada”. Poco después, recibió el temido papel que confirmaba el rechazo.

Esta fue su tercera solicitud de visa. La primera vez fue rechazada por no tener una situación laboral sólida. En la segunda, cometió un error en el formulario: escribió mal su ciudad de nacimiento. Esta vez, aunque todo estaba en orden, fue la ansiedad la que terminó saboteándola.

“Más que todo es actitud”:

una reflexión con sabor amargo

. A pesar del rechazo, Lorena no se victimizó. En su mensaje, dejó una reflexión importante para quienes están por enfrentar el proceso de visa: “Siento que es más que todo actitud”. Además, hizo un llamado a considerar a quienes, como ella, no encajan fácilmente en los moldes extrovertidos que suelen ser mejor recibidos en este tipo de entrevistas: “Introvertidos, antisociales y nerviosos también merecen una oportunidad”.

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Su historia es, en el fondo, un espejo para muchos: demuestra que el sistema de visado no siempre mide capacidades ni intenciones, sino que se rige por impresiones fugaces y respuestas calculadas bajo presión.

Recomendaciones al momento de sacar la visa

Viajar a Estados Unidos, ya sea por turismo, estudio o trabajo, comienza con una etapa que puede parecer sencilla, pero está llena de trampas invisibles: la solicitud de visa. Para muchos latinoamericanos, este paso se convierte en una montaña rusa emocional. Y no siempre el problema es la falta de documentos o una intención dudosa. A menudo, el fracaso está en los detalles: en lo que se elige, en lo que se omite, o en lo que simplemente se dice mal.

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Uno de los factores que más rechazo genera en las entrevistas consulares es la falta de claridad. No basta con tener las intenciones correctas: hay que saber explicarlas con firmeza. Casos como el de Claudia, una joven mexicana a la que le negaron la visa por no saber responder una pregunta inesperada sobre su pareja, lo demuestran. El oficial consular no encontró en sus palabras la seguridad necesaria para confiarle el ingreso al país.

Ese momento, un vacío de segundos, una respuesta dubitativa, fue suficiente para sellar el “no”. No importó que tuviera los papeles en orden.

La visa equivocada te puede cerrar puertas

Elegir mal la categoría de visa es otro error que parece menor, pero puede tener consecuencias graves. Muchas personas, por desconocimiento o mal asesoramiento, aplican a un tipo de visa que no se ajusta a su perfil o propósito real. Y eso, a los ojos del consulado, puede parecer una señal de mala fe.

No se trata solo de querer entrar a Estados Unidos, sino de tener claro cómo, por cuánto tiempo, con qué recursos, y bajo qué justificación legal.

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Expertos subrayan que muchos solicitantes llegan a la entrevista sin haber preparado sus respuestas, sin haber revisado dos veces sus formularios, o sin los documentos que podrían respaldar su historia. El sistema de visado no perdona la improvisación. Un dato mal escrito, un error en la ciudad de nacimiento, o un número de cuenta bancaria que no coincide, puede interpretarse como una señal de alerta.

En otros casos, las solicitudes fracasan por no cumplir con condiciones básicas de elegibilidad. Pedir una visa de trabajo sin tener una oferta formal, o una visa de estudiante sin una carta de admisión, es como ir a una entrevista de empleo sin hoja de vida.

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Lo que buscan los oficiales

Más allá de los papeles, los oficiales consulares buscan consistencia: que lo que dices, lo que presentas y lo que transmites encaje. Evalúan si el solicitante tiene motivos sólidos para regresar a su país: un empleo estable, bienes, familia o proyectos personales. También quieren asegurarse de que no se convertirá en una carga para el sistema estadounidense.

Por eso, demostrar solvencia económica es tan importante. No solo porque garantiza que podrás cubrir tus gastos, sino porque representa una vida estable fuera de EE. UU., algo que reduce el “riesgo migratorio” a los ojos del funcionario.

Las historias de rechazo no suelen tener un solo culpable. Son la suma de pequeños fallos, malentendidos o reacciones nerviosas. Por eso, más allá de memorizar respuestas, lo más útil es practicar cómo contar tu historia con claridad y honestidad. Y entender que en esta entrevista, más que convencer, se trata de transmitir confianza.

“Es más actitud que otra cosa”, resumía una solicitante frustrada tras su tercera negación. Y quizás tenga razón. Porque la visa, más que un derecho, sigue siendo una decisión subjetiva. Y lo único que puedes controlar es cómo te presentas.

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