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El papa León XIV , el estadounidense con nacionalidad peruana Robert Francis Prevost , elegido este jueves como el sucesor de Francisco, es un aficionado confeso al tenis que echa de menos usar la raqueta y que, de manera curiosa y virtual, se coló en las imágenes de la pista central del Foro Itálico en la que se celebran el Masters 1.000 y el WTA 1.000 Roma.
"Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo así que tengo muchas ganas de volver a la pista. Mi nuevo trabajo (cardenal) no me ha dejado mucho tiempo libre para ello hasta ahora", dijo en una entrevista con la Orden Agustiana, en el portal augustinianorder.org.
Fue misionero allí, en la mencionada orden, de 1985 a 1999, antes de ocupar el cargo de obispo de Chiclayo (Perú) de 2013 a 2023, cuando Francisco nombró cardenal a este estadounidense que también tiene ciudadanía peruana. Ahora, a sus 69 años y con el nuevo cargo
, se antoja poco posible que vuelva a las pistas, de manera regular, al menos.
Su pasión deportiva dejó una curiosa reacción a escasos kilómetros de la Plaza de San Pedro en la que dio su primer discurso. Porque cuando el humo blanco de la chimenea paró durante unos segundos el planeta, en Roma también se disputaba al mismo tiempo el Masters y ATP 1.000 de Roma. Los partidos, claro, no se detuvieron, pero el público sí que reaccionó a la noticia de calado mundial.
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De hecho, durante una de las pausas entre juegos, durante el partido entre el italiano Fabio Fognini y el inglés Jacob Fearnley, emitieron una imagen del nuevo pontífice.
También en la sala de prensa, repleta de periodistas italianos que esperaban un nuevo papa compatriota, se especuló con el nuevo nombre durante el tiempo que transcurrió entre que salió la 'fumata' blanca y se supo la identidad. Los partidos pasaron a un segundo plano. "Jannik I", dijo uno de los periodistas, rompiendo el silencio y desatando las risas entre los presentes.
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Papa Leone XIV - grande appassionato di tennis - sul grande schermo del Centrale di Roma ✨️
— Giovanni Pelazzo (@giovannipelazzo) May 8, 2025
(📸 @framic_) pic.twitter.com/mrB5T0dog7
La decepción se apropió de muchos cuando el francés Dominique Mamberti anunció el nombre de Prevost. Fueron solo unos instantes, porque en cuanto se destapó que el nuevo papa era aficionado al tenis, el silencio y la concentración para escribir esa curiosidad se apoderaron de la sala.
Prevost se convirtió en el pontífice 267 de la historia , luego de ser elegido por los 133 cardenales reunidos en el segundo día de cónclave, que se han decantado por un perfil muy cercano a su predecesor, el papa Francisco. Prevost, de 69 años, que eligió el nombre de León XIV y que es el primer papa estadounidense de la historia, fue recibido con júbilo y lágrimas por las más de 150.000 personas que se reunieron en algo más de una hora en la plaza de San Pedro para verlo, desde la fumata blanca hasta su aparición ante el mundo.
Afable, moderado y reservado, Prevost fue una de las grandes apuestas de Francisco, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica. Este misionero de la antigua Orden de San Agustín ha sido en los últimos años un estrecho colaborador del difunto papa Francisco y entró a su estilo, discretamente, en la lista de 'papables' para este cónclave, como un 'outsider' en medio de otros grandes nombres.
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Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico. Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su a misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986).
Esta sería el primero paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.
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Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, también como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico. Un año después sería nombrado por Francisco obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año el papa.
Tras un lustro peruano, en 2023 el pontífice argentino le llamó a Roma para hacerle cardenal y nombrarle prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta. Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmada por ejemplo con la destitución del obispo estadounidense Joseph Strickland en noviembre de 2011, desleal con la Santa Sede.
Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.
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Su rol de "ojeador" de obispos y su pasado y presente sudamericano hace que Prevost mantenga un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo, sobre todo en América, la región con la mitad de los católicos del planeta (unos 637 millones en 2004).
WILLIAM MORENO HERNÁNEZ
COORDINADOR DIGITAL NOTICIAS CARACOL
*Con información de EFE