La familia Cassidy, de Arizona, viajó en el 2014 a Roma para presenciar la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.
Su hija, con síndrome de Down, tenía un defecto congénito en el corazón, dos pequeños agujeros en este músculo.
Un guardia de seguridad fue el encargado de acercar a la pequeña al papa Francisco, quien la besó y bendijo.
Luego de su viaje, los padres de Ave asistieron al control médico donde, sostienen, los médicos les dijeron que uno de los dos hoyos de su corazón se cerró y el otro se redujo a la mitad.
Updated: octubre 01, 2015 01:14 p. m.