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El Tribunal de Orléans (Francia) inició esta semana el juicio contra Sileye Ba, de 38 años, y Dieynaba Kande, de 34, señalados como responsables del asesinato de Clothilde Ba, una mujer francesa de 31 años que murió en agosto de 2022 tras una brutal agresión. Clothilde estaba embarazada en el momento del ataque; su bebé tampoco sobrevivió. Ambos acusados se enfrentan a cadena perpetua y, en el juicio, se culpan mutuamente de haber dado los golpes fatales.
La historia comenzó en 2015, cuando Clothilde, estudiante de comunicación y atea, conoció a Sileye durante una pasantía en Dakar. Se casaron en secreto, pero al volver a Francia, su familia notó un cambio drástico. “Ya no era la misma hija que conocíamos”, relató su padre, Didier Ghiti, quien los acogió inicialmente y los sostuvo económicamente hasta que la convivencia se volvió “insostenible”.
Sileye, miembro del movimiento islámico Baye Fall, imponía estrictas normas de género. Con el tiempo, la pareja, que ya tenía un hijo, fue acogida en un refugio y luego se trasladó a Montargis, donde su vida dio un nuevo giro.
En 2018 apareció en la casa Dieynaba Kande, presentada como “prima” con un contrato de au pair. En realidad, era la “segunda esposa” de Sileye. Desde entonces se instaló una convivencia marcada por el control y el aislamiento de Clothilde. Los vecinos la veían vigilada constantemente, con velo y sin contacto con sus allegados. Entre 2019 y 2020 tuvo dos hijos más, mientras la familia sobrevivía gracias a ayudas sociales y al apoyo de su madre, Sylvie Ghiti, quien también terminó bajo la influencia de Sileye.
Sylvie, con antecedentes de esquizofrenia, se convirtió al islam y se refería a su yerno como “baba” o “mi guía”. Sin embargo, con el tiempo, pasó de la devoción a la desesperación al presenciar los abusos psicológicos y físicos contra su hija. Documentó algunos episodios en mensajes antes de abandonar la casa en 2021. Poco después, en mayo de 2022, se quitó la vida. En su despedida escribió a Sileye: “Tu Dios me ha destruido a mí y también a ti”.
A pesar de las señales de alarma, Clothilde nunca denunció directamente a su esposo ni a Dieynaba. Justificó golpes y moretones con excusas inventadas, y cuando los servicios sociales intervinieron en 2022, mantuvo una actitud evasiva.
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La madrugada del 2 al 3 de agosto de 2022, la situación llegó al límite. Clothilde fue llevada al hospital de Montargis con graves lesiones en la cara y el cráneo. Falleció horas después. La autopsia reveló múltiples hematomas y heridas en todo el cuerpo, incluso en la zona genital, evidencias de una violencia prolongada.
En el proceso, tanto Sileye como Dieynaba aseguran que el otro fue quien propinó los golpes mortales. Para la abogada Pauline Rongier, representante de varias partes civiles, este juicio no solo busca establecer responsabilidades penales, sino también “retratar los años de humillación, maltrato y control que sufrió Clothilde”.
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La corte deberá decidir ahora si uno de los acusados, o ambos, cargan con la responsabilidad directa por la muerte de Clothilde Ba y de su hija no nacida, en un caso que ha sacudido a la opinión pública francesa al poner en evidencia la intersección de la violencia machista, el fanatismo y la vulnerabilidad de las víctimas dentro de dinámicas de control religioso.
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