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Los científicos estadounidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell y el japonés Shimon Sakaguchi ganaron este lunes el Premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre cómo el cuerpo controla el sistema inmunitario. Los tres fueron distinguidos por sus "descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica", anunció el comité del Nobel en un comunicado.
"El premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año trata sobre cómo controlamos nuestro sistema inmunitario para poder combatir todos los microbios imaginables sin provocar enfermedades autoinmunes", explicó Marie Wahren-Herlenius, profesora del Instituto Karolinska. "El poderoso sistema inmunitario del organismo debe ser regulado, de lo contrario corre el riesgo de atacar nuestros propios órganos", subrayó el comité del Nobel.
Los galardonados, Mary E. Brunkow, nacida en 1961, Fred Ramsdell, de 64 años, y Shimon Sakaguchi, de 74, "identificaron a los guardianes del sistema inmunitario, las células T reguladoras, que impiden que las células inmunitarias ataquen nuestro propio cuerpo", añadió.
"Sus hallazgos han sentado las bases para un nuevo campo de investigación y han impulsado el desarrollo de nuevos tratamientos, por ejemplo para el cáncer y las enfermedades autoinmunes", explicó el jurado. Varios de estos tratamientos se encuentran actualmente en fase de ensayos clínicos. La esperanza es poder tratar o curar enfermedades autoinmunes, proporcionar tratamientos más eficaces contra el cáncer y prevenir complicaciones graves tras los trasplantes de células madre.
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Sakaguchi, descubrió en 1995 una nueva clase de células T, un hallazgo clave, ya que en esos momento muchos investigadores estaban convencidos de que la tolerancia inmunológica sólo se desarrollaba debido a la eliminación de células inmunitarias potencialmente dañinas en el timo, a través de un proceso denominado tolerancia central.
El científico demostró que el sistema inmunitario es más complejo y descubrió una clase de células inmunitarias hasta entonces desconocida, que protege al organismo de las enfermedades autoinmunes.
Brunkow y Ramsdel, obtuvieron conocimientos decisivos sobre el origen de las enfermedades autoinmunes, después de que en 2001 hicieran un descubrimiento clave, cuando explicaron por qué una cepa específica de ratones (denominada scurfy) es particularmente vulnerable a las enfermedades autoinmunes.
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Ambos científicos descubrieron que los ratones presentaban una mutación en un gen al que llamaron Foxp3 y demostraron también que las mutaciones en el equivalente humano de este gen causan una grave enfermedad autoinmune, la IPEX.
Es un mecanismo del sistema inmunológico que evita que el cuerpo ataque a sus propios tejidos. También evita, según algunos de los textos científicos de referencia de la inmunología a nivel mundial (como Janeway’s Immunobiology), que el cuerpo reaccione de una forma excesiva a algunos antígenos que no son, en principio, especialmente peligrosos y que actúan en la periferia del organismo.
El sistema inmunológico aprende a diferenciar entre los organismos propios (los autoantígenos) y los extraños (los patógenos), y en el interior del cuerpo humano se establece la tolerancia central, que si funciona con normalidad es capaz de eliminar algunos tipos de linfocitos (glóbulos blancos fundamentales en el sistema inmunitario para identificar y combatir patógenos).
Pero el sistema inmunológico no es capaz de eliminar todos los linfocitos, ahí es donde cobra importancia la tolerancia periférica, que trata de impedir que aquellos linfocitos que 'escaparon' ataquen a los tejidos del propio organismo, lo cual resulta fundamental para mantener el equilibrio entre la respuesta inmune frente a infecciones y para prevenir enfermedades autoinmunes.