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El municipio de San Vicente del Caguán, en el departamento de Caquetá, quedó consternado en mayo de 2025 tras la misteriosa y macabra desaparición de tres hombres que tenían algo en común: eran mototaxistas. La investigación develó la identidad del asesino, que fue capturado, pero luego quedó en libertad y volvió a atacar. Le contamos los detalles del caso en Séptimo Día.
Los trágicos hechos comenzaron el miércoles 7 de mayo de 2025, con la desaparición de Jaime Fierro Clavijo, de 58 años. Era un hombre dedicado a su trabajo y conocido en el pueblo, salió a hacer una carrera tipo 5 de la mañana y nunca regreso regresó. Su hija relató en Séptimo Día el dolor que vivieron: “Nosotros nunca en la vida pensamos que nosotros fuéramos a pasar por algo tan feo, tan duro y tan macabro como lo que le hicieron a mi papá”. Pasados dos días sin tener noticias de él, la familia acudió a las autoridades e interpuso la denuncia el viernes 9 de mayo.
Pero mientras la Sijín y la Fiscalía activaban el mecanismo de búsqueda urgente para Fierro, el reporte de otro caso aumentó la incertidumbre. Ese viernes Juan Antonio Arenas Vallejo, de 72 años, otro mototaxista, también desapareció tras ser visto por última vez a las 2 de la tarde. El tercer caso se sumó el domingo 11 de mayo de 2025. John Freddy Morales, de 43 años, también mototaxista, salió a trabajar y no volvió a comunicarse con su familia.
La preocupación se transformó en miedo en la población y, especialmente, entre el gremio de mototaxistas. Entre tanto, las familias de las víctimas recibían llamadas fraudulentas de supuestos grupos armados al margen de la ley que aseguraban tenerlos en su poder. Sin embargo, la investigación policial detectó una pista crucial: los teléfonos de Jaime Fierro y John Freddy Morales estaban encendidos y, ocasionalmente, alguien contestaba.
La clave para develar lo ocurrido llegó con la tercera víctima, John Freddy Morales. Su hijo de crianza, José Morales, le escribió por WhatsApp y el interlocutor respondió de manera sospechosa. “Pues ahí ya nosotros dijimos que no era él y no era él”, comentó su esposa.
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El subintendente Omar Ochoa, de la Sijín, y el CTI de la Fiscalía rastrearon la actividad del celular y en horas de la tarde del 12 de mayo de 2025 lograron ubicar a un hombre en el centro de San Vicente del Caguán que usaba el móvil hurtado. El sujeto se identificó como Joiner Alquiber Cabrera Motta, de 24 años. Al confirmar que el celular había sido reportado como hurtado, Cabrera Motta fue capturado por el delito de receptación.
Ese mismo día, una llamada de emergencia alertó a la Policía sobre un posible intento de suicidio. Al llegar a la residencia indicada, en la planta baja, los agentes encontraron algo espeluznante: “se observa un cuerpo sin vida y en esa inspección encuentran un segundo cuerpo al interior de una caneca”.
Mientras se realizaba el levantamiento de los dos cadáveres, el detenido, Joiner Alquiber Cabrera Motta, que escuchaba la información por el radio de los investigadores en la estación de Policía, "voluntariamente manifiesta querer brindar la información de la ubicación de un tercer cuerpo". Así, a las afueras del municipio lograron ubicar "los restos óseos de una persona".
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En la vivienda donde se encontraron los dos primeros cuerpos, la Policía halló la evidencia que vinculaba a Joiner con los crímenes: los documentos de identificación de las personas reportadas como desaparecidas (cédulas de ciudadanía) y una “la billetera con el documento de identificación de la misma persona que estábamos judicializando por receptación”.
Joiner Alquiber Cabrera Motta fue inicialmente judicializado por receptación el 13 de mayo de 2025. El sujeto aceptó los cargos ante el juez primero promiscuo municipal de San Vicente del Caguán y un juez lo envió a la cárcel de El Cunduy en Florencia.
Estando aún en la celda de la estación de Policía, los investigadores le tomaron un interrogatorio, asistido por un abogado, y el sujeto reveló su modus operandi. Les relató a las autoridades que solicitaba los servicios de mototaxismo para que lo llevaran a la vivienda donde residía transitoriamente y, una vez allí, los intimidaba con un arma traumática y los doblegaba.
Séptimo Día también habló con Joiner Alquiber Cabrera Motta, quien narró con detalles la crudeza de los asesinatos, confirmando que abordó a las víctimas al azar en el centro del pueblo.
Sobre la primera víctima, Jaime Fierro Clavijo, relató: “pues yo le pido una carrera, que me llevara a la casa y ya estando adentro lo encañono con una traumática y pues prosigo a amarrarlo de pies y manos en la parte de atrás con un lazo”. Además, confirmó que lo ahorcó con las manos.
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Al ser interrogado sobre el motivo, Joiner insinuó que los crímenes podrían estar relacionados con un encargo, aunque no dio detalles: era “un trabajo”.
El segundo mototaxista, Antonio Arenas, fue asesinado con un procedimiento similar: “el mismo procedimiento, lo amarré de igual manera, pero pues en este caso no fue ahorcado sino que fue degollado”. El tercer mototaxista, John Freddy Morales, también fue degollado.
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Cabrera Motta admitió que las víctimas, en medio de la tortura, le suplicaban para que no los matara, pero, según su propio relato, “los amordazaba para que no hablaran más”.
El sujeto, además hizo una confesión escalofriante durante la entrevista de Séptimo Día. Al ser consultado por los significados de varios tatuajes de cruces que tiene en sus manos dijo que eran 23 y, aunque no respondió específicamente que así era, aseguran que es uno por cada persona que ha asesinado.
Tras la confesión y la recolección de pruebas, Joiner Alquiber Cabrera Motta fue acusado formalmente el 8 de julio de 2025 de los delitos de secuestro agravado, homicidio agravado y hurto calificado y agravado. Aunque no aceptó estos cargos, la jueza decidió imponerle una segunda medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en establecimiento de reclusión.
La tranquilidad que había regresado a San Vicente del Caguán con la captura del señalado se rompió el 15 de agosto de 2025, solo un mes y una semana después de que Cabrera Motta fuera acusado de homicidio.
Ese día, un ciudadano llamó a la línea de emergencias informando sobre un hombre gravemente herido a las afueras del municipio. Luis Alfonso Rayos, comandante de Bomberos, confirmó que el paciente estaba “ensangrentado totalmente” y tenía varias cortadas con arma cortopunzante.
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La víctima era Alfredo Felantana, un mototaxista que había desaparecido la noche anterior. José Hernández, sobrino de Felantana, relató la gravedad de las heridas cuando fue remitido al Hospital María Inmaculada: “el médico me comentó tiene 27 heridas tiene afectado un pulmón y en las horas de la noche ya que tocaba meterlo la UCI porque estaba muy grave”.
Para las autoridades, el patrón era inconfundible y el responsable apuntaba a ser Joiner Alquiber, quien había sido visto en el barrio Bellavista, el mismo lugar donde habían sido hallados dos de los cuerpos de las primeras víctimas.
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Al verificar oficialmente, el investigador confirmó la gran sorpresa: “se logra determinar que efectivamente esta persona había retomado su libertad por el delito de receptación”.
Joiner Alquiber Cabrera Motta confirmó en la entrevista que, al recuperar la libertad, buscó a otro mototaxista: Alfredo Felantana. “le solicito lo que es una carrera para los lados de Villa Norte y ahí pues le propago algunas puñaladas y algunos golpes en la cabeza”.
Seis días después, el 20 de agosto de 2025, Joiner Alquiber Cabrera Motta fue recapturado en Villavicencio por la Policía Metropolitana.
La libertad del sujeto que tenía dos órdenes de detención preventiva, una de ellas por secuestro y homicidio agravado, generó indignación. Séptimo Día pudo establecer que la Fiscalía solicitó la nulidad del proceso por el delito de receptación, argumentando que, si él había cometido el hurto del teléfono, no podía ser acusado simultáneamente de receptación. El Juzgado Segundo Promiscuo del Circuito de Puerto Rico, Caquetá, concedió la nulidad y emitió una boleta de libertad el 12 de agosto de 2025.
Sin embargo, ese documento de libertad aclaraba un punto esencial: “la anterior orden de libertad se ordena únicamente respecto del presente proceso penal sin perjuicio de otras medidas restrictivas de la libertad que se encuentran vigentes en contra del señor Cabrera Motta dentro de otros procesos penales”.
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Contra Joiner Alquiber Cabrera Motta seguía vigente la orden de detención por secuestro agravado, homicidio agravado y hurto calificado y agravado, emitida por el juzgado segundo promiscuo municipal de San Vicente del Cahuán. Dicho juzgado notificó al Inpec el 8 de julio de 2025.
El director de la cárcel El Cunduy, Kevin Zapata, explicó que, tras recibir la boleta de libertad por receptación, realizaron verificaciones en el sistema judicial unificado y a la Policía Nacional, pero al parecer la notificación de detención por homicidio no estaba en el sistema, por lo que lo dejaron en libertad. No obstante, el juzgado segundo promiscuo municipal de San Vicente del Caguán insistió en que el Inpec fue notificado por correo electrónico, que es considerado un medio idóneo para estos fines.
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El expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Haroldo Quiroz, fue categórico al señalar la responsabilidad: “El error creo que está por parte del Inpec de no haber verificado la posibilidad de que estaba por dos delitos y la orden de libertad era por uno de ellos”.
Andrés Pérez, subdirector de la Corporación Excelencia a la Justicia, describió lo ocurrido como una “sumatoria de circunstancias cada una más desafortunada que la otra”, que genera la posibilidad de demandar a la Nación por una “falla en el servicio”.
Para José Hernández, la familia de la cuarta víctima que resultó gravemente herida, las consecuencias del error son irreparables: “Si no hubieran cometido ese error tan grave permitido, él estaría con su vida normal”. Por su parte, los familiares de los asesinados esperan que se haga justicia.