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Un equipo de Los Informantes pasó una tarde con Virginia Vallejo en el pequeño apartamento de Miami, en el que vive en el exilio. La presentadora y modelo popular de los años 80’s en Colombia está estrenando libro y, controvertida como siempre, no guarda detalle al hablar de sus amores - incluyendo la renombrada relación con el capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria - , pero también de sus arrepentimientos.
“Yo fui la primera mujer “anchor woman" (presentadora principal de un programa de noticias) de Colombia (…) La primera mujer que se casa por lo civil, la primera ‘niña bien’ que se divorcia oficialmente, la primera niña que transmite desde el callejón en las plazas de toros, la primera presentadora de noticias, yo fui la primera en montones de cosas y la primera en meterme con un delincuente”, reconoce entre risas al asegurar que “por eso mi vida es tan interesante”.
Para Virginia Vallejo haber sido la amante de Pablo Escobar Gaviria, el narcotraficante más violento de todos los tiempos en Colombia, durante 5 años no es motivo de arrepentimiento y es absolutamente clara al decirlo: “Yo jamás me arrepiento de haber amado a un hombre. Jamás. Ni de mis maridos que fueron espantosos, ni de Pablo que se volvió un monstruo, ni de todos los hombres que dejé por x o y razón. No me arrepiento de haber amado a un hombre X”.
Eso sí, se lamenta de no haber aprovechado más la fortuna del capo: “Me dice ‘pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras’ y le digo ‘no quiero nada, Pablo’, de bruta. Esa es una de las cosas que me arrepiento en la vida (…) Yo debía haberle pedido todo”. Entre otras, asegura que su relación con el narcotraficante fue 10 años antes de la barbarie que este cometió en Colombia.
Al referirse al inicio de esa tormentosa relación con Pablo Escobar, es enfática al señalar “yo no conquisté a Pablo, es que Pablo me conquistó a mí”. Eso ocurrió en 1982 cuando Virginia Vallejo aterrizó con su novio de la época, Aníbal Turbay, sobrino del presidente Julio César Turbay, en la famosa Hacienda Nápoles para conocer el zoológico y, cuenta ella, en un paseo al río un torbellino la arrastró y el narcotraficante le salvó la vida. Seis meses después de este encuentro empezó la relación.
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“Yo sabía que él estaba casado. Acordamos que la relación iba a ser completamente secreta. Siempre nos veíamos solos. Normalmente en Nápoles, en su apartamento, un apartamento penthouse que tenían un edificio pequeño”, confesó en entrevista con Los Informantes. También señaló que, aunque ya sabía que era el “rey de la coca”, no le importaba "de dónde sale su plata, sino lo que hace con eso y, además, sus planes de sacar dizque a esa ciudad (Medellín) de la pobreza”.
Reveló, además, que el narcotraficante Escobar también fue clave para que consiguiera el divorcio de su segundo marido, el productor argentino David Stevel. Entonces, Virginia Vallejo rememora sin sonrojarse por qué cayó rendida a sus pies: “¿Te parece una maricadita todo lo que te estoy contando de Pablo?: Me salva la vida, anula las deudas, manda mil orquídeas, me divorcia de un desgraciado”.
“Yo nunca fui la amante de Pablo Escobar (…) Fui una de las amantes y él fue uno de mis amantes. Tuvimos una relación en los mismos términos de iguales”, subrayó. Aunque dice que no se arrepiente de nada, recalca que “hoy en día siento por Pablo un profundo odio”. Otro de los detalles poco conocidos que reveló fue sobre cómo era su trato en la intimidad; según dijo él la llamaba "panterita" al principio y, al final, "alma limpia” y "se reía de mí porque yo trataba de parar esa guerra".
Virginia Vallejo nació el 26 de agosto de 1949 en Cartago, Valle del Cauca, de pura casualidad, pues sus padres se refugiaban en esta zona del país tras el Bogotazo. Sin embargo, detalla que “yo no tengo familia hace 50 años, no sé dónde murió mi mamá, ni dónde, ni cómo, ni cuándo. Mis hermanos, para robarse una triste herencia, nunca me dijeron que mi mamá había muerto, me enteré por un sueño, soñé con mi mamá en 2015 y había muerto tres meses antes”.
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Al ser cuestionada sobre si la ruptura de sus relaciones familiares tuvo que ver con su amorío con Pablo Escobar, afirma que “eso nada que ver, toda la vida, desde muchos años antes”, según ella, tener dos matrimonios e igual número de divorcios “les causó a ellos (su familia) mucho escozor”.
El 18 de julio del 2006, Virginia Vallejo salió de Colombia en un avión de la DEA, del gobierno de los Estados Unidos, a donde llegó como testigo protegido por haber declarado contra las mafias, los carteles y los vínculos entre la política y los narcos y no tiene ninguna intención de regresar. “Nunca volveré a Colombia jamás. No extraño nada”, puntualizó.
Eso sí, dice que pese a la fama que tuvo en su momento, no le interesan las mansiones, ni los palacios, ni las joyas” sino “poder pagar mi arriendo, poder vivir dignamente, tener mi propio espacio, mi tiempo, mis horas, mi libertad”.
Ha tenido algunos quebrantos de salud, tuvo un derrame cerebral y ahora sufre sobre todo con sus ojos que ya no ven como antes, pues estuvo a punto de quedarse ciega. Acaba de terminar ‘El alucinante país dorado’, el primero de tres libros de ficción, pero que tienen pinceladas de realidad que vivió.