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Como todos los domingos, vea en Los Informantes tres grandes historias: la vida de Virginia Vallejo antes y después de su sonado romance con el capo del narcotráfico Pablo Escobar; los platos agridulces de las madres de falsos positivos de Soacha y el aroma del amor en las miles de flores colombianas que se exportan cada años.
A sus 76 años, Virginia Vallejo sigue siendo una mujer muy controvertida, que llegó a la televisión nacional en los años 80 por casualidad, se convirtió en una reconocida presentadora y modelo y en la cima del éxito conoció al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, a quién amó y con quien vivió un tórrido romance durante 5 años.
Habló con Los Informantes de su vida, su faceta como escritora de ficción, de controvertidos momentos de su historia y de sus amores. ¿Qué pasó con su familia? ¿Cómo y dónde vive hoy? ¿De qué se arrepiente Virginia Vallejo?
“Yo nunca fui la amante de Pablo Escobar (…) Fui una de las amantes y él fue uno de mis amantes. Tuvimos una relación en los mismos términos de iguales”, subrayó. Aunque dice que no se arrepiente de nada, recalca que “hoy en día siento por Pablo un profundo odio”.
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Las madres de falsos positivos de Soacha cocinan para no olvidar. Un libro con las recetas favoritas de sus hijos es ahora un acto de memoria con el que honran su recuerdo.
Ellas han hecho de todo para buscar justicia y que a Colombia no se le olvide lo que pasó. Se han encadenado, se han tatuado y ahora tienen un libro de recetas. Varias de ellas se fueron a una finca juntas a cocinar esa última cena que tuvieron con sus hijos antes de que los asesinaran y así le dieron vida a un proyecto ‘delicioso’, pero agridulce.
El proyecto busca que el país recuerde a los falsos positivos no como una estadística (6402 víctimas, según la Jurisdicción Especial para la Paz), sino como seres humanos cuya muerte también dejó rotas miles de familias.
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Colombia exporta flores al mundo, pero también historias que casi nunca se ven. El 75% del sector floricultor está en manos de mujeres y, aunque las relaciones políticas con EE. UU. los tienen en alerta, los cultivos no paran.
Sin importar los colores ni las variedades, muchos coinciden en que "todo es mejor decirlo con una flor", por eso Los Informantes visitó un gigantesco invernadero a las afueras de Bogotá y conoció cómo florece el amor en una industria enorme, de tierra fértil u de trabajo duro.