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Virginia Vallejo, la mujer que fue la presentadora y modelo más célebre de la televisión colombiana en los años 80, hoy vive en el exilio en Miami. Conocida mundialmente por su tormentoso romance de cinco años con el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, a sus 76 años, no tiene remordimientos por haberlo amado. Esto dijo en entrevista con Los Informantes.
La vida de Vallejo, que llegó a la televisión por casualidad y se convirtió en figura icónica y portada de revistas, se transformó drásticamente cuando en 1982 conoció al entonces capo del narcotráfico. Terminó llegando a Estados Unidos en 2006 como testigo protegido de la DEA.
Virginia Vallejo reside desde hace casi 20 años en un pequeño apartamento en el barrio de Aventura, Miami, un conjunto residencial sencillo para adultos mayores. Allí recibió a un equipo de Los Informantes con una túnica de seda rosada y amarilla.
Su vanidad, característica de la época en que fue figura pública, sigue intacta. Ante la cámara, aclaró que, a pesar de estar cerca de cumplir 76 años, luce "decente" y afirmó: "como te das cuenta, no me he hecho botox, no me he hecho cirugías, bueno mi nariz hace 40 años".
Está acostumbrada a vivir sola y no tiene familia, pues dice que los lazos se rompieron hace 50 años. Según cuenta, la relación con sus hermanos y padres se fracturó por sus decisiones personales, como casarse por lo civil con un viudo mucho mayor y después divorciarse, algo que causó "mucho escozor" a su entorno.
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"No existe. Yo no tengo familia hace 50 años, no sé dónde murió mi mamá, ni dónde, ni cómo, ni cuándo, ni nada, yo no sé qué pasó". Incluso relató que se enteró de la muerte de su madre, Mari García, por un sueño que tuvo en 2015, tres meses después de haber ocurrido.
Además, confesó que nunca quiso tener hijos porque deseaba "ser libre" y sintió la necesidad de escoger entre su carrera y la maternidad, pensando que "cada hijo lo amarraba a uno mucho".
Antes de su nombre se asociara al narcotraficante líder del cartel de Medellín, Virginia Vallejo fue un referente en el país. Con orgullo expresó: “Yo fui la primera mujer “anchor woman" (presentadora principal de un programa de noticias) de Colombia (…) La primera mujer que se casa por lo civil, la primera ‘niña bien’ que se divorcia oficialmente, la primera niña que transmite desde el callejón en las plazas de toros, la primera presentadora de noticias, yo fui la primera en montones de cosas y la primera en meterme con un delincuente (…) por eso mi vida es tan interesante”.
La televisión, a la que llegó en 1972, fue ‘amor a primera vista’. Su voz, su memoria privilegiada y su belleza la convirtieron rápidamente en una estrella de noticieros, magazines y eventos.
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A pesar de su fama, Virgina Vallejo revela que rechazó ser reina de belleza cinco veces: "Yo no iba a desfilar en vestido de baño delante de un montón de degenerados en una piscina alrededor criticándole a uno el cuerpo de uno cuando mi cuerpo era perfecto en aquellos días".
Sus motivaciones siempre han sido claras: el lujo material no le interesa, sino la libertad. "No me interesan las mansiones ni los palacios ni las joyas”, sino “poder pagar mi arriendo, poder vivir dignamente, tener mi propio espacio, mi tiempo, mis horas, mi libertad”.
La historia de cómo se conocieron en 1982, en la famosa Hacienda Nápoles, parece sacada de una película. Virginia Vallejo cuenta que Pablo Escobar la conquistó al salvarle la vida cuando un remolino la arrastró en el río: "me cogió un remolino y pensé que me iba a morir".
Seis meses después de ese rescate en las aguas, comenzó la relación que duró cinco años. La presentadora sabía que Escobar estaba casado, pero acordaron que la relación sería "completamente secreta", viéndose normalmente a solas en Nápoles o en un penthouse que él tenía en un edificio pequeño.
Según reveló, la seducción de Pablo Escobar fue estratégica y se basó en varios “rescates”, más allá del de las aguas: anuló de inmediato una deuda que Vallejo tenía con el noticiero Inravisión, intervino para garantizar su divorcio de su segundo marido, el productor argentino David Stevel, y la conquistó con palabras. “Me dijo las palabras más bellas que me ha dicho un hombre": "Tú vas a ser mi Manuelita".
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De acuerdo con su relato, cuando Virginia Vallejo le comentó a Pablo Escobar que no podía divorciarse porque su esposo no firmaba, el capo le prometió: "El viernes tú vas a estar divorciada y vas a estar cenando conmigo nuevamente". Para consumar la promesa, el capo amenazó a David Stevel, quien firmó el divorcio.
Virginia Vallejo mantiene una posición firme sobre su pasado: "Yo soy muy coherente y soy muy consecuente, yo jamás me arrepiento de haber amado a un hombre, jamás".
Sin embargo, la hoy escritora admite dos arrepentimientos graves en su vida: “me arrepentiré toda la vida de no haber aprendido a manejar un carro, eso sí es una vergüenza" y no haber aprovechado la fortuna de Escobar; “él me decía pídeme lo que quieras, pídeme lo que quieras" y ella le contestaba: "No quiero nada Pablo, de bruta”.
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Ahora, su sentimiento por el narcotraficante es de profunda aversión: "Yo hoy en día siento por Pablo un profundo odio, pero no me arrepiento de haberlo tenido".
El 18 de julio de 2006, Vallejo fue transportada en un avión de la DEA a Estados Unidos, donde declaró contra las mafias, los carteles y los vínculos entre la política y los narcos. No tiene ninguna intención de regresar: "Nunca volveré a Colombia, jamás".
Recientemente, ha enfrentado quebrantos de salud, incluyendo un derrame cerebral que le afectó la vista en el lado derecho. A sus 76 años, su objetivo es ser recordada como escritora y está dedicada a escribir una trilogía de ficción con tintes de su propia vida.