El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dejó entreabierta este miércoles la posibilidad de un retorno a la política, al afirmar en su última conferencia de prensa que podrá expresarse públicamente si "valores medulares" del país están en riesgo.
Obama, quien el viernes dejará la Casa Blanca a su sucesor, Donald Trump, apuntó que el tratamiento a los inmigrantes es uno de los temas que podrían convencerlo a salir de la discreción a que generalmente se someten los ex presidentes estadounidenses.
"Hay una diferencia entre el normal funcionamiento de la política y ciertos temas donde nuestros valores medulares pueden estar en riesgo (...) Pongo en esa categoría los esfuerzos institucionales de silenciar el disenso y la prensa, y de deportar chicos que crecieron aquí y en la práctica son estadounidenses", dijo.
Esos jóvenes hijos de inmigrantes irregulares pero que nacieron y se criaron en Estados Unidos "aman este país, son amigos de nuestros hijos, están ahora ingresando a las universidades y en algunos casos sirviendo en nuestras Fuerzas Armadas", añadió el mandatario.
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Se trata, a todas luces, en una advertencia directa a Trump, quien en la campaña electoral prometió adoptar una rígida política de tolerancia cero con los inmigrantes en situación irregular.
Gestos de última hora
En su despedida del cuerpo de prensa de la Casa Blanca, Obama defendió las decisiones adoptadas en los días finales de su gobierno.
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Entre esas medidas se destacan el fin de la política de 'pies secos y pies mojados' que beneficiaban a inmigrantes cubanos, y la conmutación de la pena de la ex soldado Chelsea Manning, quien filtró centenas de miles de documentos al sitio web WikiLeaks.
Con relación a los inmigrantes cubanos, Obama dijo que Washington y La Habana mantuvieron "duras" negociaciones, pero que ese diálogo permitió llegar a una política migratoria "justa y apropiada a la naturaleza cambiante de la relación" bilateral.
Con esa política, señaló Obama, Estados Unidos trataba "a los inmigrantes cubanos de forma completamente diferente de personas de El Salvador o Guatemala o Nicaragua".
De acuerdo con el presidente saliente, ese cambio debe ser visto como parte de un "cambio monumental" en las relaciones entre los dos países.
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Con relación a Manning, Obama defendió la criticada decisión de conmutarle la pena alegando que ya había cumplido "una dura sentencia" en la prisión.
"Vi los detalles de este caso de la misma manera que otras conmutaciones y perdones y sentí a la luz de todas las circunstancias que conmutar su sentencia era completamente apropiado", dijo Obama.
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"Siento que se hizo justicia", apuntó Obama, para quien la condena contra Manning había sido de todas formas "desproporcionada" en relación a otras sanciones en delitos similares.
Mensajes para Trump
En su conferencia Obama evitó formular críticas a Trump, y en un momento llegó a comentar que "lo único que es el fin del mundo es... el fin del mundo".
Sin embargo, analizó en detalle aspectos de su política externa, en especial relativa a Israel y Rusia, y se permitió enviar sesgados mensajes a Trump.
Con relación a Israel, Obama dijo que en su opinión la situación entre israelíes y palestinos era "insostenible", y alertó que cambios "unilaterales" en un ambiente "volátil" pueden llegar a ser "explosivos".
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La frase alude a la intención expresada por funcionarios designados por Trump para integrar su gobierno de transferir la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
"Estoy preocupado porque pienso que el status quo es insostenible. Es peligroso para Israel, es malo para los palestinos y es malo para toda la región, y además es malo para la seguridad nacional de Estados Unidos", dijo Obama en su última conferencia de prensa como mandatario.
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De acuerdo con el presidente, la prioridad es "preservar la posibilidad de una solución de dos Estados".
Con relación a Rusia, Obama aseguró que es de interés de Washington mantener relaciones "constructivas" pero que esa perspectiva no evolucionó porque el diálogo bilateral tomó otro camino.
Según Obama, tras el regreso de Vladimir Putin a la presidencia, en 2012, una creciente "retórica anti estadounidense" y un "espíritu confrontativo", que evocaba a la Guerra Fría, "hicieron la relación más difícil".