Papa pide a obispos abrir su mente y hablar de divorcio y homosexualismo

El papa Francisco instó hoy a los participantes del Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia a hablar con libertad y decir todo lo que sientan, pero también respetando las opiniones de los demás.

Francisco abrió hoy con un breve discurso el Sínodo sobre la familia, uno de los más esperados por las cuestiones que se tratarán, y recomendó a todos "decir todo lo que se siente con parresía", el término griego que indica hablar con total libertad.

En el Aula del Sínodo se reunieron hoy los 253 participantes en esta asamblea, que debatirán sobre temas relacionados con la familia hasta el 18 de octubre.

Según Francisco, en el último consistorio, reunión de cardenales, uno de los prelados le escribió para decirle que algunos no "habían tenido el valor de decir todo lo que pensaban al creer que el papa pensaba de manera diferente a ellos".

Y por ello, indicó que "esto no está bien", y que una verdadera "sinodalidad" es "hablar claro" y "decir todo lo que se siente", pero al mismo tiempo "acoger con el corazón abierto lo que dicen el resto de hermanos".

En este Sínodo se abordarán temas como las parejas homosexuales, la poligamia, los contraceptivos o la violencia doméstica, sobre los que tienen opiniones diferentes los diferentes sectores de la Iglesia católica.

Las diferentes posiciones entre aperturistas y conservadores ya se han hecho públicas durante los últimos días, como en el libro que publicaron cinco cardenales para sostener que no se debe levantar la prohibición de comulgar a los católicos divorciados.

Mientras, el presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal alemán Walter Kasper, aboga por la necesidad de que la Iglesia se acerque a los divorciados que se han vuelto a casar porque, según dijo en el consistorio de cardenales del pasado febrero, todo el que se equivoca en la vida, como un divorciado, deber ser perdonado y aceptado.

La situación de los divorciados católicos que se han vuelto a casar y a los que la Iglesia Católica prohíbe que reciban sacramentos como el de la Eucaristía será una de las cuestiones que serán tratadas en esa reunión extraordinaria de los obispos.