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Pepe Mujica espera que el presidente Gustavo Petro “nunca caiga en el autoritarismo”

El expresidente de Uruguay Pepe Mujica aseguró que la paz total que propone el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, es un proyecto que le parece “formidable”, pero tiene también “enormes contradicciones”.

PEPE MUJICA ENTREVISTA

Desde su finca en Montevideo, Uruguay, Pepe Mujica, un hombre auténtico en su pensamiento, habló con la periodista de Noticias Caracol María Alejandra Villamizar. Reflexionó sobre temas importantes del mundo, de su aporte a la búsqueda de la paz en Colombia e hizo una lectura del gobierno de Gustavo Petro.

Es una guerra como a destiempo, pero está sucediendo todos los días en nuestros días.

En el fondo no es una guerra con Ucrania, en el fondo es un coqueteo entre Estados Unidos y China… y que toca el orgullo ruso.

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No existe una política mundial, existe una progresión de intereses internos de grandes países que tienden a hacer la política internacional, pero una política para el mundo, pensada en la ciudadanía para el mundo, no existe todavía y ese es uno de los problemas más graves que tenemos, porque nuestra civilización es cada vez más global.

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¿Y qué somos los latinoamericanos en esta mezcla?

No hacemos la historia, la padecemos. Toman la decisión por allá… y como no nos podemos juntar, no podemos manifestarnos como continente. Este es el punto débil porque nosotros llegamos tarde.

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Nuestro proceso colonial, nuestra libre acción se da en el momento en que se organiza el mercado mundial. No es casual que casi todas las capitales quedaron en un puerto importante y fue más importante comunicarnos con Europa que entre nosotros.

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Pero ahora, si no logramos de alguna forma acuerdo que nos podamos manifestar como continente, no tenemos peso político en el mundo. No es para perder nuestra independencia, es para disputar lo poco que nos queda de soberanía, que de alguna forma tendríamos que encontrarle en esta etapa de poder acordar entre nosotros.

Lo que nos pasó con la pandemia es dramático, somos 6, 7% de la población mundial. El 30% de los muertos de COVID, en América Latina. Y hay cuatro o cinco países que pueden hacer vacunas, entre ellos, Colombia, Brasil, Argentina, México. Nos quedamos… cada cual arreglándose como pueda sin poder acordar una política común.

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Usted está en una nueva iniciativa, en un nuevo intento, ayudando, empujando…

Los países están hechos, las banderas están hechas, los himnos están hechos, pero tenemos que defendernos un poco, darnos una estatura. Una cosa es un país y otra cosa es un continente, se plantea distinto.

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Porque paradójicamente somos pobres e injustos, somos ricos en recursos naturales, tenemos listo el 30% del agua dulce del mundo, más del 30% de la tierra que queda arable, que queda productiva. Tenemos recursos importantes, la Amazonía… tenemos cosas que valen la pena, pero tenemos que hacerle darle valor y llamarle la atención al mundo rico, que también nos precisa.

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Se logra si sos fuerte, sino no se logra. Y, para ser fuerte, tienes que ser pesado. Y, para ser pesado, tienes que juntarte.

Todo tiene en la historia un escenario, un momento…

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Hay una oportunidad, puede pasar y la tenemos que aprovechar, y tenemos a Lula, que es un personaje singular, pero además representa a Brasil, un país que pesa. Pero, ojo, que es veterano y se va, por eso hay que aprovecharlo.

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Estamos en un momento de una democracia en las calles, países de América Latina, Colombia especialmente… ¿cómo ve esa movilización permanente?

Pienso que la movilización en la calle es mejor que la movilización en la selva con un arma. Mientras griten en las calles es mucho mejor que nos tengan que disparar para el monte.

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Segundo, pienso de que hay momentos de cambio y, cuando durante mucho tiempo se vienen haciendo las cosas así y tú quieres cambiar, se establece un conflicto porque hay intereses que están anudados al estatus quo, que van a resistir y hay intento de mejorar la cosa, pero hay resistencia. Es difícil.

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Lo vi mucho en Colombia. Cuando se planteó el proceso de paz, me acuerdo que estuve en una ciudad que estaba llena de estudiantes y me hicieron un acto en contra en frente. Me hicieron un acto en contra, contra la paz. Una cosa medio difícil de concebir.

Pero, claro, las heridas que había en Colombia y el pasado estaban determinando que había un choque de puntos de vista muy fuertes. Estoy seguro que todavía sigue existiendo.

La pregunta es si Gustavo Petro va a enfrentar ese cambio con su propio criterio, con su propia obstinación, si se quiere para muchos, o si realmente va a lograr unos acuerdos que permitan hacer ese cambio de manera gradual…

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Es que no tiene otra forma que hacerla gradual… no se puede cambiar de la noche a la mañana, solamente que fuera mago, pero, como en la realidad no existe la magia, la realidad le va a imponer dificultades.

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Ojalá que tenga una buena capacidad de negociación y de obstinación, pero de tolerancia, que nunca caiga en el autoritarismo.

Hay quienes dicen que Gustavo Petro no es un revolucionario al estilo bolchevique, es más bien una persona que entiende los cambios como una especie de anarquía, como un movimiento del caos. ¿A usted le parece que pueda ser una manera de verlo?

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No me parece que tenga nada ni de una cosa ni de la otra, porque por lo menos el discurso que he visto es bastante racional. Ahora, desde el punto de vista práctico, lo que le deseo es suerte, pero no es por Petro, es por Colombia. Porque este es un desafío, pero es una oportunidad también, ese proyecto de paz total me parece formidable, pero las contradicciones que tiene son enormes también.

La paz total, si uno trata de entender la propuesta que hace el presidente, es convencer a todas estas personas que están por fuera de la ley para que acaten las normas de un ofrecimiento del Estado y desarticulen esas estructuras. ¿Cómo los futuros que prometen los Estados a los que los ciudadanos no les tienen confianza pueden realizarse a través de una ley, en este caso como la de sometimiento?

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Entiendo perfectamente que si alguien que participó en esta violencia lo único que les estás ofreciendo es que se vaya preso, se va a resistir y se va a ir para el monte o algo por el estilo.

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Pero me parece que este proceso de paz, por lo menos teóricamente, tiene bastante inteligencia porque coloca el intento de la verdad de frente, le pide a la ciudadanía una aceptación de la propia realidad. Entonces, vamos a dejar esto y a seguir.

Pero se necesita mucha capacidad de convencer a mucha gente y siempre va a haber un margen de contradicción. Pero tampoco hay muchas otras salidas, por eso hay que hacer todo lo posible, más allá de que este proceso de paz se afirme y no fracase.

Mis colegas aquí en Uruguay me preguntaban que por qué había sido Pepe Mujica importante en la paz de Colombia, yo les dije que creía que era por la referencia ética de sus palabras.

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Por ir a hablar con las FARC… (les dije) "juéguense de buena fe con esto, vale la pena". Yo discutí en Cuba, discutí fuerte, porque yo podía hablar determinadas cosas que tal vez gente de otro lado no se las podía decir.

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Nos toca seguir en democracia…

Es como dijo Churchill, la mejor porquería que hemos podido inventar es la democracia, es decir, es mucho mejor que todo lo demás, pero tiene un montón de defectos. Por lo menos, en una democracia renegamos, pero soñamos que vamos a tener un cambio.

Vea la entrevista completa con José Alberto Mujica, mejor conocido como Pepe Mujica, aquí:

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