"Nunca podríamos venderlo, pues ofenderíamos a ese puñado de amigos que se juntó para darnos ese regalo", afirmó Mujica en su audición radial, recordando que el automóvil fue un obsequio de amigos que hicieron una colecta para comprarlo.
El mandatario dijo que siente un especial cariño por ese automóvil. "Desde siempre somos amigos de los fuscas (escarabajos)... ahora tenemos dos, uno un poco desvencijado que está guardado en el galpón, que no anda, y otro que usamos desde que soy presidente".
La pasada semana Mujica informó haber recibido la millonaria oferta del jeque y relató que, además, el embajador de México en Uruguay le había sugerido subastar el viejo auto, que se ha vuelto un símbolo de la austeridad personal que le ha dado fama en todo el mundo. El embajador calculó que se podrían obtener diez camionetas cuatro por cuatro a estrenar a cambio del Volkswagen color celeste.