Los sujetos se dedicaron a tomar fotos y videos de la mujer, que era azotada en una plaza de Indonesia.
El hecho se registró en Banda Aceh, la única provincia indonesia que se rige bajo la estricta ley islámica sharía.
Al oeste de la isla de Sumatra, esta población representa la cara más conservadora de una nación que con cerca de 250 millones de habitantes cuenta con la población musulmana más grande del mundo, y que en los últimos años está viviendo el auge del islam más reaccionario.
En la plaza pública varias personas fueron condenadas a azotes con una vara de madera por apostar y mantener relaciones sexuales sin estar casados.
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En el caso de la mujer, el verdugo cubría su rostro mientras que dos guardianas esperaban que culminara el flagelo público para sacarla del lugar.
Tras la última revisión de la sharía realizada en 2015, la ley criminaliza también la sodomía, las relaciones sexuales lésbicas o el consumo de alcohol, además de otros crímenes comunes como el asesinato o la violación.
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Una abogada que defiende a acusados bajo la sharía y que prefiere mantener el anonimato, indica que la legislación islámica afecta en primer lugar a la mujer, que es responsabilizada de crímenes como el adulterio o la violación, además de faltas morales de su familia.
"La mujer es el pilar de la religión, cuando el pilar se rompe la religión y la comunidad se rompen también", indica la letrada.
La abogada, que desafía las miradas de la Policía de la sharía al no cubrir su cabello y vestir pantalones en vez de una falda larga, asegura haber recibido amenazas por su activismo y apoyo a las mujeres.
"Algunos jefes de los pueblos me llaman provocadora, porque hablo de los casos y digo que las mujeres deben levantar la voz y luchar por sus derechos", dice la indonesia.
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"A veces imagino que quizás algún día vaya a la cárcel y entonces, tras haberlo perdido todo, posiblemente me sienta más libre para hablar más alto", añade.
La provincia occidental introdujo la ley islámica de manera paulatina a partir de 2003 como concesión del Gobierno central para que abandonase sus aspiraciones independentistas y avanzar en el proceso de paz con el grupo armado separatista Movimiento para la Liberación de Aceh (GAM, en indonesio).
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Aunque la gran mayoría de la población de Aceh apoya la existencia de la sharía, las críticas respecto a su implementación han aumentado en los últimos años.
Para el profesor de la universidad Syiah Kuala, Mirza Ardi, que enseña ley islámica, en realidad la sharía "no consiste en castigar con varazos, ni obligar a las mujeres a llevar el velo; consiste en educar, en reducir la desigualdad y en el buen gobierno".
Mirza lamenta que las facciones moderadas de la sociedad civil no fueran escuchadas durante el proceso de elaboración de las revisiones de la ley islámica, y asegura que entre los intelectuales más progresistas reina un clima de miedo y autocensura.
La cámara legislativa provincial de Aceh es muy cercana a los líderes de las escuelas islámicas, que "ven el islam de una manera sectaria, muy conservadora, por lo que nadie escucha las voces de los más moderados en los campus", señala el académico.
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En 2015, la profesora universitaria Rosnida Sari llevó a sus estudiantes musulmanes a una iglesia como parte de una lección y, cuando el caso se hizo viral, fue acusada de intentar cristianar a sus alumnos, apartada de la vida académica y amenazada de muerte.