"¡Prepárate que te va a llegar tu hora!", sentenció el presidente venezolano Nicolás Maduro dirigiéndose al presidente del Legislativo, Henry Ramos Allup.
El mandatario socialista aseguró que el Parlamento de mayoría opositora es la "punta de lanza de un golpe de Estado que pretende dar una vez más el imperialismo norteamericano contra la revolución".
Maduro cumplió la mitad de sus seis años de gobierno, prometiendo derrotar a la oposición que se movilizó para presionar por un referendo revocatorio de su mandato.
En "los tres años que están por venir vamos a un camino de ofensiva, de expansión y derrota definitiva de esta oligarquía traidora", afirmó Maduro ante miles de partidarios frente al palacio presidencial de Miraflores, en el centro de Caracas.
Y llamó a enfrentar a la Asamblea "con la Constitución y de manera pacífica, con el pueblo en la calle defendiendo su dignidad y sus derechos".
Mientras, bajo el lema "nadie detendrá el cambio", la oposición celebró un foro público en el este de Caracas, y habilitó 1.500 puntos en todo el país para informar sobre el referendo y exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusa de aliado del gobierno, que active el proceso.
El referendo legalmente puede ser solicitado una vez que el mandatario cumpla la mitad de su gobierno, pero es el CNE el que debe dar el banderazo de salida para la recolección de cuatro millones de firmas requeridas para convocar la consulta.
"El país es una bomba y esa bomba puede explotar", alertó el gobernador Henrique Capriles, quien perdió las elecciones de abril de 2013 frente a Maduro por estrecho margen.
Tres años después de la investidura de Maduro en relevo de su mentor Hugo Chávez -fallecido en marzo de 2013-, Venezuela, de 30 millones de habitantes, está sumida en una profunda crisis institucional y una dura situación económica.
El mandatario la atribuye al derrumbe de los precios del petróleo y a una "guerra económica de la derecha" para desestabilizar al gobierno, pero la oposición culpa al modelo socialista.
"Esta Asamblea se va a caer. Han sido tres años de lucha contra la guerra económica. Venimos a decirle al presidente que aquí está su pueblo", dijo la militante chavista Marjorie Cadenas, frente a Miraflores.
Pero Andrés Delgado, un estudiante de derecho de 22 años que llegó a acompañar a Capriles, cree que aunque los venezolanos viven en un "Estado forajido" y el gobierno hará "todo lo posible para bloquear el referendo", a Maduro "no le quedará más opción que aceptarlo".
El país con las mayores reservas de petróleo del planeta tiene la inflación más alta del mundo (180,9% en 2015) y una escasez de alimentos y medicinas que provoca largas filas en supermercados y farmacias.
"El gobierno no ha sabido cómo enfrentar esta crisis. Tiene tres años (y) la situación empeora y empeora", opinó el economista Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
Empantanados en las crisis
Multiplicando su ofensiva contra Maduro, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que controla el Parlamento por primera vez en 17 años de hegemonía chavista, presentará esta semana en la Asamblea una enmienda constitucional para acortar el mandato presidencial.
En la concentración opositora en Caracas, el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, invitó a los militares a apoyar un "cambio democrático" garantizando que no habrá contra ellos una "cacería de brujas"; y llamó a la militancia chavista a "hacer parte de la transición".
Pero expertos constitucionalistas como José Ignacio Hernández advierten que las intenciones opositoras chocarán con el poderoso Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), al que Ramos Allup llama "bufete jurídico" del gobierno.
El TSJ declaró inconstitucional una amnistía para opositores presos, una reforma con la que el Parlamento intentaba recuperar el control del Banco Central, y eliminó facultades del Legislativo sobre los poderes Judicial y Electoral, entre otros fallos que revirtieron decisiones tomadas por la MUD.
El mandatario ha advertido que evaluará una propuesta de acortar el periodo de la Asamblea si ésta insiste en la enmienda para abreviar su gobierno.
"O se llega a un acuerdo y se abren las puertas institucionales o se persiste en aniquilar la Asamblea. Ahí vamos a tener una conflictividad política que al no tener canales institucionales para una solución pacífica, junto a una conflictividad social, nos coloca en un escenario bastante comprometido", aseguró Hernández.