Duraron dos meses sin verse. Janne, de 7 años, fue separada de su padre en los límites de Estados Unidos y México.
“Cada vez que me llamaba lloraba, lloraba ella”, recuerda Buena Ventura Martín-Godínez, mamá de Janne.
Su felicidad no es completa, pues su esposo aún está detenido a la espera de su deportación.
“Él corre peligro si regresa para allá, porque allá en Guatemala cuando te matan no hay justicia”, señala Buena Ventura.
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Aún permanecen en centros para menores indocumentados más de 2 mil niños separados de sus padres.
En 15 días se vence el plazo dado por un juez de California para reunificarlos con sus familias.
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