Investigadores en Viena usaron el material que data de hace 32.000 años, recolectado por sus pares rusos.
Se trata de una planta de la variedad stenophylla silene que fueron extraídas de profundidades de entre los 20 y 40 metros bajo la superficie de granos congelados, los cuales habían sido depositados por una ardilla de la era de hielo.
Ahora los científicos buscan secuenciar el genoma de la planta para conocer el secreto de su resistencia.