La Fiscalía ordenó una investigación sobre los disturbios, que se desarrollaron a las afueras del estadio de la Defensa Aérea antes de que los clubes Zamalek y ENPPI jugaran un partido de la primera división egipcia, que finalmente se disputó y acabó en empate a uno.
Fuentes del Ministerio egipcio de Sanidad informaron de la muerte de 19 personas en los enfrentamientos, mientras que el Ministerio Público cifró en 22 los fallecidos.
Según el Ministerio de Interior, la policía tuvo que intervenir para evitar daños en la propiedad pública después de que hinchas de ambos equipos quemaran vehículos oficiales e intentaran irrumpir al estadio por la fuerza sin tener entradas, limitadas solo a 10.000 personas.
Por su parte, el grupo de los "Caballeros blancos", como se conoce a los ultras del Zamalek, denunció que las autoridades rodearon con alambradas los accesos al estadio y lanzaron gases lacrimógenos causando desmayos y síntomas de asfixia entre los aficionados.
Algunos hinchas también acusaron al presidente de ese club, el polémico Mortada Mansur, de haber prometido la entrada gratuita al encuentro, mientras que éste responsabilizó de lo ocurrido a los Hermanos Musulmanes, declarados grupo terrorista por las autoridades, en un intento de desestabilizar el país.
Ante la diversidad de versiones, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, pidió una investigación completa de las circunstancias en las que ocurrieron los hechos.
Además de lamentar las muertes por esos "desafortunados sucesos", Al Sisi llamó a tomar las medidas necesarias para que no se repitan.
En la morgue de Zinhom, en el sureste de la capital, aficionados de fútbol se concentraron este lunes en solidaridad con los fallecidos, que en su mayoría supuestamente apoyaban al club cairota Zamalek.
Una vecina de varios hinchas que murieron en los altercados acudió al lugar para buscar sus cadáveres y, en declaraciones a Efe, responsabilizó al Ministerio de Interior de lo ocurrido.
Los excesos policiales en el país vienen siendo denunciados por grupos de activistas de derechos humanos desde hace años, ya sea por su actuación en manifestaciones políticas o el tratamiento que dan a los presos, entre otros.
Los choques entre ultras y fuerzas de seguridad tampoco son nuevos, puesto que a menudo se han registrado incidentes en un ambiente de creciente animadversión entre las partes en Egipto.
Sin embargo, hay que remontarse a febrero de 2012 para recordar unos disturbios tan graves como los de ayer.
En 2012, 74 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en unos enfrentamientos poco esclarecidos en el estadio de Port Said entre los seguidores del club local y del cairota Al Ahly, lo que llevó a las autoridades a prohibir la entrada de público a los estadios.
El actual entrenador de Al Ahly (el equipo más popular de Egipto y enemigo natural del Zamalek), Juan Carlos Garrido, indicó hoy a Efe que las muertes de ayer son un "golpe duro que atenta contra la normalidad" que se vive dentro del fútbol egipcio.
Habrá que "tratar de organizar las cosas bien para que (el fútbol) se desarrolle con normalidad" en el futuro, sostuvo Garrido, que todavía no logra explicarse cómo ha podido ocurrir tal tragedia.
Justo cuando las autoridades habían comenzado a permitir cierta afluencia de aficionados para asistir a los estadios, estos últimos disturbios obligaron a la Federación Egipcia de Fútbol a aplazar de forma provisional el campeonato nacional de liga en señal de duelo y volver a prohibir el público en los partidos con el fin de evitar la violencia.
EFE
Updated: febrero 09, 2015 04:57 p. m.