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A finales de 2024, Colombia se conmovió con su historia. Javier Acosta, fanático del fútbol e hincha de Millonarios adquirió un agresivo hongo llamado Candida auris, el cual adquirió tras un raspón en una piscina de Melgar en 2019. Tras cinco años de intenso dolor físico e infecciones permanentes lo llevaron a tomar la decisión más difícil: pedir la eutanasia. Séptimo Día conoció su historia.
El joven de 36 años, quien se encontraba en silla de ruedas debido a un accidente tiempo atrás, viajó en junio de 2019 desde Bogotá hasta el Tolima para disfrutar de un fin de semana con amigos en Melgar. En medio de ese viaje, aprovechó para bañarse en una piscina de un centro vacacional. Según su hermana, Geraldine Acosta, la piscina tenía su borde de piedritas de granito. Fue allí donde sufrió una pequeña lesión que, a simple vista, parecía inofensiva.
"La piscina tenía su borde de piedritas de granito y pues cuando él sale de la piscina, se raspa, pero pues el rasponcito era muy mínimo, como el del tamaño de una lenteja," relató su hermana.
Debido a la falta de sensibilidad en el glúteo donde ocurrió la lesión, Javier no pudo dimensionar la gravedad del raspón inmediatamente. Sin embargo, ese pequeño rasguño desencadenó una infección muy complicada. Al regresar a Bogotá, su salud comenzó a deteriorarse rápidamente.
"Empieza a sentir un olor fétido en su cuerpo," recordó Geraldine Acosta. La herida estaba drenando una secreción, y aunque inicialmente era pequeña, el deterioro fue exponencial. "¡Oh sorpresa! A los tres días parecía un edificio así y ya empezó a llenarse como de materia y le empezó a dar fiebre, ahí fue cuando empezó el karma de mi hijo con las escaras a raíz de ese raspón en esa piscina," añadió su madre, explicando el inicio de los cinco años de sufrimiento.
La familia de Javier Acosta asegura que la infección fue contraída en esa piscina de Melgar, que presuntamente no contaba con el mantenimiento adecuado. La única agua contaminada en la que estuvo fue en esa piscina. Lo que infectó al hombre de 36 años fue un hongo extremadamente agresivo, identificado posteriormente mediante cultivos como Candida auris.
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La decana del programa de ingeniería ambiental de la Escuela Colombiana de Ingeniería, Amalia Avendaño, experta en el tema, explicó la gravedad de este patógeno. Ella indicó que el hongo Candida auris puede causar múltiples infecciones y "generalmente todas son graves". Este organismo tiene la capacidad de crecer y propagarse por todo el cuerpo de manera silenciosa. "Las enfermedades que se pueden generar a partir de estos organismos patógenos son muy graves," afirmó Avendaño.
El hongo se alojó y avanzó a lo largo de cinco años, dejando una herida abierta permanente. La hermana de Javier describió el impactante tamaño de la lesión: "Cabía mi dedo completamente dentro de la herida que empezó como una simple característica de una lenteja".
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En agosto de 2024, Javier fue hospitalizado por última vez en el Hospital San Ignacio de Bogotá. Los cultivos realizados a la secreción de la herida volvieron a confirmar la presencia persistente de Candida auris.
La existencia de este hongo en ambientes acuáticos está documentada. Amalia Avendaño confirmó que "existe evidencia que confirma la presencia de la levadura en aguas de piscinas".
La infección provocada al parecer por la falta de un mantenimiento adecuado en la piscina tuvo un efecto tan irreversible en su cuerpo que Javier, conocido por su pasión por el fútbol y sus deseos de vivir, se vio obligado a tomar una decisión extrema. El joven anunció su elección de manera pública y emotiva, a través de una transmisión en vivo.
Llorando, comunicó al mundo su decisión: "El día viernes a las 12 del día tengo programada la eutanasia, me voy de este mundo despidiéndome de todos", dijo entre lágrimas. Relató el sufrimiento que había soportado y la imposibilidad de hallar una solución médica. El médico le había confirmado que "no había nada más qué hacer, ya sus heridas no se le iban a volver a cerrar, que tenía que vivir así ahora en adelante", recordó con profundo dolor su madre.
Javier Acosta fue una víctima del problema generalizado del incumplimiento en los protocolos de limpieza de estos establecimientos. La falta de controles puede convertir estos lugares en focos de infección. La ingeniera química Alexandra Vázquez, Representante a la Cámara, señaló que hay personas que han denunciado haber sufrido infecciones respiratorias, enfermedades gastrointestinales o sarpullidos en la piel por la presencia de microorganismos como E. Coli en este tipo de aguas.
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La apariencia del agua es engañosa, según los expertos. La ingeniera Vázquez fue enfática al señalar que "el agua clara no nos permite determinar si está limpia o no está limpia".
La familia Acosta, en medio del dolor, clama porque se haga justicia y se implementen controles rigurosos. Consideran que el sufrimiento de Javier no habría tenido lugar si se hubiera garantizado el mantenimiento adecuado en la piscina. El caso de Javier Acosta es un ejemplo dramático de las consecuencias mortales que puede acarrear la falta de higiene en los lugares de esparcimiento acuático en Colombia.
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*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Los Informantes.