Todos estos hombres privados de la libertad tienen en común más que un pasado delictivo, pues están convencidos de que el trabajo pecuario y agrícola es enriquecedor en su vida diaria.
En su obra denominada 'La vida no se detiene', César Rueda, condenado a 36 años de prisión, plasmó lo que para él significa la población carcelaria en el país.