El 11 de diciembre de 2024, Netflix estrenó la serie Cien años de soledad, la esperada adaptación de la novela más reconocida del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Bajo la dirección de la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López, la producción se propone ser un fiel homenaje a la obra maestra que definió el realismo mágico y puso a Macondo en el mapa literario mundial.La serie grabada en Colombia ha generado gran expectativa en el mundo. El elenco y los personajes buscan cautivar a los seguidores de la novela como a los amantes de este tipo de adaptaciones. Con un enfoque en el realismo mágico, los creadores han prometido que la serie no solo es visualmente impactante, sino también captura la esencia de la obra.(Lea también: ¿Dónde queda el Macondo de Netflix? Detalles del pueblo en el que rodaron Cien años de soledad)Actores colombianos en Cien años de soledadEntre los nombres más destacados del elenco está Diego Vásquez en el papel del patriarca José Arcadio Buendía. Vásquez, conocido por su participación en series como Las muñecas de la mafia, promete ser un personaje que mezcla fuerza y vulnerabilidad, pues es uno de los intérpretes claves de la historia. Por su parte, Marleyda Soto, personifica a Úrsula Iguarán, uno de los personajes más memorables de la novela. Ella es la prima y esposa de José Arcadio Buendía.Aureliano Buendía, el primer Buendía nacido en Macondo, es interpretado en la serie de Netflix por cuatro actores en diferentes etapas de su vida. El actor Claudio Cataño es el encargado de darle vida a la versión adulta de este personaje que promete ser uno de los puntos más fascinantes de la adaptación.(Lea también: Así es el Macondo de Cien años de soledad, la serie de Netflix: ¿dónde queda?)El reparto, conformado casi en su totalidad por actores colombianos, incluye a:Jerónimo Barón como Aureliano Buendía niñoAndrius Leonardo Soto como José Arcadio hijo jovenEdgar Vittorino como José Arcadio hijo mayorSusana Morales como Úrsula Iguarán jovenElla Becerra como PetronilaCarlos Suárez como Aureliano IguaránMoreno Borja como MelquíadesSantiago Vásquez como Aureliano Buendía adolescenteViña Machado como Pilar TerneraLoren Sofía Paz como Amaranta Buendía mayorAkima como Rebeca Buendía(Lea también: Macondo real: las pistas para encontrar el lugar que inspiró el pueblo de Cien años de soledad)Cada uno de estos actores dará vida a personajes icónicos cuya complejidad psicológica es uno de los pilares de la novela.La producción ha apostado por un diseño de vestuario y una ambientación que trasladan a los espectadores al universo de Macondo, un lugar donde lo sobrenatural y lo cotidiano se mezclan.Aunque los primeros ocho episodios de Cien años de soledad ya están disponibles en Netflix, los fanáticos del realismo mágico tendrán que esperar hasta 2025 para disfrutar de la segunda parte de la serie. Según la plataforma, este formato de estreno por etapas busca mantener el interés y garantizar una experiencia completa de la icónica obra de García Márquez.
El escritor Gabriel García Márquez hizo historia en Colombia con su novela Cien años de soledad. No solo fue merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1982, sino que también revolucionó la literatura latinoamericana con su estilo único de realismo mágico.La novela, considerada una de las más leídas y traducidas a numerosos idiomas, llegará a la pantalla gracias a Netflix. Hoy, 11 de diciembre de 2024, se estrena la serie que contará con dos partes y promete ser una de las producciones más ambiciosas de la plataforma. La producción, dirigida por Alex García y Laura Mora, busca homenajear al literato diez años después de su fallecimiento. Además, espera transportar a los espectadores al mágico pueblo de Macondo, donde la familia Buendía vive sus extraordinarias aventuras.(Lea también: Cien años de soledad en Netflix: detalles de la historia, hora y fecha de estreno)¿Cómo es el Macondo real recreado por Netflix?Entre productores y diseñadores de la serie, crearon un Macondo vivo. Con las palabras tomadas de las páginas de la joya literaria, se dedicaron a construir y levantar un pueblo de ficción.Son alrededor de 40.000 metros cuadrados, en medio de una locación de 52 hectáreas, donde manos colombianas rindieron tributo a Gabo recreando lo que él imaginó.En abril de 2024, Noticias Caracol se sumergió en la búsqueda de este mágico lugar construido para la realización de la serie.En una entrevista, Bárbara Enríquez, diseñadora de la producción, reveló que el equipo tuvo que “hacer una investigación exhaustiva” que permitiera llevarnos a un mundo más “preciso históricamente” de la narración de Gabo.La casa Buendía es uno de los espacios más importantes dentro de la novela, donde ocurren una serie de eventos después de que José Arcadio Buendía y su esposa Úrsula Iguarán cruzaran la sierra y, a orillas de un río de piedras como huevos prehistóricos, fundaran el pueblo.La mansión de 800 metros cuadrados, a imagen y semejanza de la casa que describió Gabo en la novela, cuenta con una cocina con dos hornos donde Úrsula preparaba los animalitos de caramelo, un comedor de doce puestos, nueve dormitorios con ventanas al patio y un corredor de begonias.En el centro se visualiza el árbol de castaño, fabricado por expertos artesanos, donde quedó encadenado José Arcadio desde los días en que perdió el juicio.En la plaza de la serie, al igual que en la novela, se encuentra el almendro desde donde se abren las calles de Macondo, pasando por lugares emblemáticos del libro como la famosa ‘calle de los turcos’, que era el motor del comercio en el pueblo.La producción ha contado con la colaboración de artesanos locales para recrear el ambiente único de Macondo. Desde las ollas y macetas de Lorica hasta las hamacas de La Guajira, cada detalle ha sido minuciosamente cuidado para permitir que los espectadores revivan la magia y el legado del gran Gabriel García Márquez.(Lea también: Travesía por Macondo, de la imaginación de Gabo a una serie de Netflix)¿Dónde queda el Macondo creado por Netflix?Para llevar a cabo la historia de la familia Buendía, la producción de Netflix optó por utilizar locaciones en La Guajira, Magdalena y otras regiones para capturar la diversidad y riqueza de Colombia, con el fin de ambientar las diferentes épocas de los personajes.El mágico pueblo de Macondo se construyó en una finca cerca de Alvarado, Tolima, que resultó ser el lugar más adecuado visualmente para las necesidades del rodaje.(Lea también: Macondo real: las pistas para encontrar el lugar que inspiró el pueblo de Cien años de soledad)¿Cómo llegar Alvarado, Tolima?Este lugar creado por Netflix y ubicado a más de 200 kilómetros de Bogotá transmite la ilusión de lo que millones de lectores han imaginado a lo largo de los años. Alvarado se encuentra ubicado a 20 minutos de Ibagué, a una distancia de 27 kilómetros.Desde Bogotá, el viaje en automóvil dura aproximadamente cuatro horas y media. Si se transporta en bus, el tiempo oscila entre seis y siete horas.
Cien años de soledad, la nueva serie de la plataforma Netflix, promete transportar a los espectadores al mundo mágico de la obra literaria del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez. El mítico pueblo de Macondo, que es parte de la imaginación, ahora cobra vida en las grandes pantallas.La adaptación cinematográfica busca capturar la esencia del realismo mágico que caracteriza la novela, publicada en 1967. El film relata la historia de la familia Buendía, sus orígenes y todos los eventos que acompañan esta trama llena de emociones.El tráiler oficial de Netflix ofrece un abrebocas de las escenas que acompañan esta mística narrativa, desde la fundación de Macondo, la llegada de Melquíades, el nacimiento de Aureliano Buendía y los conflictos políticos que se desarrollan a lo largo de la trama.La producción, dirigida por Alex García López y Laura Mora, busca homenajear al literato diez años después de su fallecimiento.(Lea también: Cien años de soledad en Netflix: detalles de la historia, hora y fecha de estreno)¿Cómo es el Macondo recreado por Netflix?La idea de crear un pueblo semejante al de la obra de Gabriel García Márquez se materializó gracias a la creatividad de productores y diseñadores, quienes construyeron y pintaron un pueblo ficticio en un territorio real.Se utilizaron cerca de 40.000 metros cuadrados, en medio de una locación de 52 hectáreas, en la que manos colombianas rindieron su propio homenaje a Gabo recreando lo que él imaginó.Este esfuerzo artístico y técnico permitió dar vida a Macondo, trasladando su magia y esencia de las páginas del libro a un escenario tangible y visualmente impactante. Allí se muestran tres modelos arquitectónicos diferentes.“Hicimos una investigación muy exhaustiva de la arquitectura colombiana y de su historia. Es un Macondo mucho más preciso históricamente”, reveló Bárbara Enríquez, diseñadora de la producción a Noticias Caracol.Una finca en Alvarado, Tolima, resultó ser el lugar idóneo que se adaptó perfectamente a las necesidades del rodaje. Allí se pueden detallar los 800 metros cuadrados de la casa de los Buendía, un “personaje vital” en la novela, según explicó la diseñadora.En este lugar se representa el inmenso árbol de castaño al que José Arcadio Buendía quedó encadenado desde los días en que perdió el juicio. Todos los espacios internos de esta producción buscan trazar, con precisión y detalle, la narración de Gabo.(Lea también: ¿Dónde queda Macondo? Netflix lo recreó para Cien años de soledad)Desde una sala formal, cómoda y fresca, un comedor de doce puestos, nueve dormitorios con ventanas al patio y un corredor de begonias como narró el escritor.“La casa es como se siente Úrsula Iguarán. Ella la renueva, la envejece, la vuelve a renueva...La cocina es el corazón de la casa porque es donde Úrsula cocina y hacía sus caramelos y tiene toda su empresa de panadería, que lleva fortuna a la familia”, dijo.En pleno auge político de finales del siglo XIX, tal como lo presentó Gabo en su libro, se decidió que los colores de las casas reflejaran visiblemente la ideología política de sus habitantes. La construcción de este espacio permite adentrarse en este mundo sacado de la ficción.En ese lugar también se encuentra la famosa ‘calle de los turcos’, que era el motor de la economía del pueblo. Los productores de la serie la han llamado ‘La Quinta Avenida de Macondo’.En la plaza de la serie, al igual que en la novela, se encuentra el almendro desde donde se abren las calles de Macondo. Los productores bautizaron estas calles en homenaje a Gabriel García Márquez, con nombres asociados a su vida, como la calle Papa Lelo, calle Santiaga, calle Mercedes, entre otras. Todos estos nombres rinden tributo a familiares del escritor.Fueron alrededor de 500 personas las que levantaron Macondo, asegurándose de que ningún detalle de la obra literaria quedara en el olvido. Recrearon el bar del pecado, el hotel de Jacob, la tienda de abarrotes y el templo de la oración.Las edificaciones construidas con materiales locales reflejan el paso del tiempo en un Macondo que ha perdurado en la memoria de los lectores y que espera perdurar en la memoria de los espectadores.Este esfuerzo por capturar la esencia del pueblo ficticio busca mantener viva la magia y el legado del gran Gabriel García Márquez.(Lea también: Netflix revela primeras imágenes de Cien años de soledad, serie inspirada en el Macondo de Gabo)¿Cuándo es el estreno de Cien años de soledad?El Macondo de Netflix se convierte en un pueblo vivo. La serie se estrenará en dos partes, cada una compuesta por ocho episodios.Este miércoles 11 de diciembre de 2024, a las 2:00 a.m., se estrenará la primera parte. Se espera que la segunda esté disponible a mediados de 2025.
La novela Cien años de soledad del célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982, es una joya de la literatura hispanoamericana y mundial. Esta obra, una de las más leídas y traducidas en español, ha sido adaptada en una serie de Netflix que se estrenará el 11 de diciembre en 190 países.La serie, dirigida por Laura Mora y Alex García López, ha despertado gran interés entre los seguidores de la novela y los amantes de las series. Con una producción ambiciosa, busca transportar a los espectadores al mágico y poético mundo de Macondo, donde lo extraordinario se entrelaza con lo cotidiano. La trama sigue la vida de la familia Buendía a lo largo de varias generaciones en el mítico pueblo de Macondo.La serie promete ofrecer una experiencia tan fascinante como la lectura de la novela Cien años de soledad, capturando la esencia del realismo mágico que caracteriza la obra de García Márquez.(Lea también: Cien años de soledad en Netflix: detalles de la historia, hora y fecha de estreno)¿Dónde queda Macondo en la vida real?En el 2018, Noticias Caracol se dio a la aventura de buscar al pueblo de la ficción. Aunque a Macondo hay que ubicarlo en un mapa imaginario, hay algunas pistas reales de la geografía colombiana:José Arcadio Buendía, el patriarca y fundador de Macondo, sabía que al oriente estaba la Sierra Nevada de Santa Marta porque por allí habían llegado y fundado el pueblo. Al otro lado de la Sierra estaba Riohacha, al sur estaban los pantanos y la Ciénaga Grande. Presumía que al norte estaba la civilización, tanto así que con un grupo de hombres emprendió su búsqueda y después de una difícil expedición descubrió una enorme playa.Así nació Macondo en Cien años de soledadJosé Arcadio Buendía y su esposa Úrsula Iguarán, acompañados por un grupo de familias, emprendieron un éxodo desde una ranchería de indios en las estribaciones de la Sierra huyendo del fantasma de un muerto en un duelo por dignidad.26 meses después, deciden establecerse en un lugar donde José Arcadio soñaba con crear una nueva comunidad y así fundaron Macondo. A Gabriel García Márquez le sonaba este nombre desde niño porque lo veía a la entrada de una finca bananera cerca de Aracataca, Magdalena, su pueblo natal, donde el Nobel vivió con sus abuelos.“Macondo era una aldea de 20 casas de barro y caña brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas blancas y enormes como huevos prehistóricos”, se revela en el libro.(Lea también: Este es el Macondo de Cien años de soledad, la serie de Netflix)Macondo real: así es el caseríoEl río Sevilla, que limita con una vereda llamada Macondo, es muy parecido al río que describe Gabo en la novela Cien años de soledad. “Como tal es Macondo, luego Gabriel García Márquez, el escritor, dice que en su imaginación lo tituló como Macondo, pero ya Macondo existía y era aquí”, afirmó Jairo Pombo, uno de los habitantes del pueblo.Olga Escobar nació en este lugar y muy niña se trasladó a Magangué, allí descubrió que el sitio donde había nacido era famoso en el mundo. "Cuando entré a bachillerato la profesora de español me dijo que ‘Macondo era un pueblo de la imaginación de Gabriel García Márquez’, yo le dije que no, que Macondo real existía, es un caserío, tiene acueducto, los campamentos son grandes, parecen casas de dos plantas”, recordó.El Macondo de la realidad tiene 55 casas y los orígenes del pueblo se remontarían a cuando la compañía bananera levantó en un espacio de la finca las viviendas de los trabajadores.Fabio Sierra, uno de los habitantes de Macondo, explica los límites de la vereda que, según relata, son sorprendentemente iguales a los que descubrió José Arcadio Buendía cuando fundó el pueblo de la ficción de Gabo. “Al oriente tenemos la Sierra Nevada y de la Sierra tenemos La Guajira, al norte tenemos a Santa Marta y de este lado tenemos todo lo que son los pantanos”, señaló.(Lea también: Netflix revela primeras imágenes de Cien años de soledad, serie inspirada en el Macondo de Gabo)El Macondo real y el ficticio se cruzan, ofreciendo a los lectores y espectadores una conexión única entre la realidad y la imaginación.
La escritora colombiana Piedad Bonnett, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2024, considera "imposible" ser poeta y no tener una mirada empática y, por ello, dice, escribe poemas "atravesados" por el dolor del migrante, de la pobreza, del olvido histórico y de su país, "muy violento y con mucha desdicha".>> Vea, también: "Cada vez se me hace más difícil ser feliz", dice Piedad BonnettBonnett (Almafi, 1951) recoge este martes en Madrid el máximo galardón de la poesía en lengua española, que se concede a su antología 'La oscura disonancia', y se lo entrega la reina Sofía de España, madre de Felipe VI.Son más de 200 poemas, algunos inéditos e incluso manuscritos, con mucha denuncia social en un primer momento, para dar paso a otra etapa marcada por la enfermedad y suicidio de su hijo Daniel, en 2011, con solo 28 años.Y es, precisamente, el óleo 'Lápiz, 2001' de su hijo el que ilustra la portada de una antología de poemas que son capaces de "mirar y compadecer" como le enseñaron sus padres: "Vivo en un país violento con mucha desdicha, y no se puede existir sin una mediana de sensibilidad, sin sentir el dolor ajeno".La de Piedad Bonnett, un poesía de "cicatrices"La antología, presentada este martes por Patrimonio Nacional (organismo público responsable de los bienes de titularidad del Estado que proceden del legado de la Corona española), y la Universidad de Salamanca (España), que edita el texto, deja ver su evolución como poeta, una creación en progreso donde, dice la escritora, se ven sus "cicatrices".Bonnett reconoce que seleccionar una antología fue una tarea "muy difícil" porque se tuvo que poner en conexión con sus propios poemas, "como si no los conociera para hacer, de verdad, una selección representativa" de lo mejor que ha hecho, y eso implica "una mirada crítica".Y recibir este premio es una "satisfacción enorme", ya que supone el aval de los lectores y de gente respetable y competente. "Es un momento especialmente importante en mi vida", confiesa.Sin embargo reconoce sentir ambivalencia y preguntarse, en el fondo, si acaso el premio no le correspondería a otros poetas, "enormes voces que se merecían este reconocimiento".En la presentación de la antología, en el Palacio Real de Madrid, Piedad Bonnett explica que va entrando en una edad en la que va haciendo balance de vida, y la mejor representación está en su último libro, 'La mujer incierta', de la editorial Alfaguara, donde muestra lo mucho que le costó creer en su talento.En la presentación, Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca han valorado la capacidad de Bonnett para acercarse "a la parte oscura" y a la denuncia social con "extraordinaria sensibilidad" y una poética "valiente".Bonnett leyó ante el auditorio un manuscrito dedicado a su hijo que le produce especial emoción: "Te he visto vacilar al borde, antes de dar el salto. Y me he quedado quieta, en mi silla blanca, esperando que emerjas de la aguas".La poetisa premiada es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, con una maestría en Teoría del Arte por la Universidad de Colombia, con nueve libros de poemas publicados y varias antologías.>> Siga leyendo: la primera osteobiografía realizada a Tomás Carrasquilla revela más detalles sobre su vida
Este lunes, 22 de julio de 2024, falleció el denominado decano de los libros o librero mayor de Colombia, don Felipe Ossa, escritor que durante varios años fue director de la Librería Nacional.>>> También le puede interesar: Ruta Gabo en Cartagena, un recorrido para adentrarse en el mítico universo de MacondoEl director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas, entrevistó hace un par de años a don Felipe Ossa sobre su noble tarea.Ossa confesó en aquella entrevista: "Yo no quería ser librero. Es decir, no pensaba yo en ser librero y habían abierto la Librería Nacional hacía un año y yo iba mucho allá como visitante en Cali. Un día me dijo mi papá: ‘Oye, ¿por qué no pides trabajo allá?’. Y entonces conocí al dueño de la librería, me presenté, me atendió muy amablemente y entonces me preguntó: ‘¿Usted qué ha hecho? ¿Qué sabe hacer?’. Le dije: 'Yo he leído mucho. He clasificado la biblioteca de mi padre'. Me pidió una referencia y esa referencia me la dio el decano de Literatura de la Universidad del Valle, que era muy amigo de mi padre”.El denominado decano de los libros complementó en la entrevista así: “Aquí me enamoré, aquí me casé, por estas librerías o las de Cali pasearon mis hijos de chiquitos, mis nietos… mis nietas adoradas han paseado por los corredores de la librería. Todo me ha sucedido en la librería. Todo, absolutamente todo”.Ossa también manifestó en aquel entonces que profesionalmente lo ha "hecho perfectamente bien. He leído mucho, pero me falta mucho por leer. He estudiado y he querido conocer cosas”.¿Qué le hacía falta por leer a Felipe Ossa?Preguntado sobre qué le hacía falta por leer, Ossa contestó esa vez: “Me hacen falta por leer, por lo menos, 5.000 libros de mi biblioteca. Los libros han sido mi vida y transformaron mi vida. Es decir, yo le debo todo a los libros y, además, no hay placer más grande para apartarse del mundo que la lectura”.>>>También puede leer: Dago García lanza dos libros complementarios a su serie La primera vez: ¿de qué tratan?
El jueves 15 de julio del 2021 murió uno de los grandes periodistas de Colombia, Germán Castro Caycedo. Tres años después de su fallecimiento, Catalina Castro, su hija, reconstruyó la vida del gran cronista e investigador en un libro titulado Mi padre.>>> También puede leer: Murió Jorge Yarce, famoso periodista y cofundador de Colprensa, a los 83 años“Mi papá decía: ‘Yo no puedo escribir con propiedad sobre La Guajira, desde mi escritorio en Bogotá’”, sostuvo Catalina Castro, hija del periodista, quien habló con Noticias Caracol.Catalina Castro es arquitecta de profesión, casada con un escritor francés, radicada en París, madre de dos hijas y testigo de los secretos de las grandes historias de su padre. ¿Su padre trabajó en este libro hasta el último de sus días?"Prácticamente hasta el último de sus días conversamos la selección inicial de las crónicas que debían ir. Las hizo él", contó Catalina Castro.Es el retrato que hace su hija de un hombre que le dedicó su vida hasta el último aliento al periodismo. Tres años después de su fallecimiento por un cáncer, Catalina, desde el estudio de su padre, reconstruye en un viaje íntimo la historia de Germán Castro Caycedo, desde su nacimiento en Zipaquirá hasta su muerte.¿Cuándo su padre ya estaba muy enfermo, ustedes tenían unos códigos de comunicación?"Llegó un momento en que mi papá no podía hablar. Entonces yo percibía, en su no mirada, dolor o tristeza. Le cogía la mano y le decía ‘si tienes dolor, apriétame, si me quieres, apriétame dos veces’ y yo hacía lo mismo. Llegó un momento en que él ya no podía apretar, pero me tenía la mano", acotó.Germán Castro Caycedo falleció en la intimidad de su hogar y de la mano de sus seres queridos, su esposa y su hija Catalina, que hoy con esas páginas celebran la vida de un hombre empírico que vivió con pasión el periodismo.¿Hubo señalamientos contra Castro por una supuesta relación con un narcotraficante?“Eso le dolió muchísimo (a Germán Castro Caycedo). Primero, porque reflejaba una manera de ejercer el periodismo contra la que él luchó toda la vida, que es llamó un anónimo, se sacó la noticia, pero nadie comprobó la fuente ni la veracidad. Lo calumniaron, que Rodríguez Gacha le había regalado ese terrenito en Pacho que mis papás construyeron a pulso", indicó Catalina.Aseguró que "la France Presse quiso tranzar y le dijo que le regalaban un viaje a la Costa Azul. Y él tajante dijo ‘a mí la Costa Azul no me gusta’. Y al final, a la France Presse le tocó rectificar".¿Quién fue Germán Castro Caycedo?Castro Caycedo fue un cronista que caminó Colombia, un reportero que entrevistó a los grandes personajes de la historia reciente del país, un periodista que fue secuestrado por el M-19 y se salvó de dos accidentes aéreos, estuvo 18 años al aire con su programa Enviado Especial y escribió 26 libros que retrataron la Colombia amarga.>>> También puede leer: ¿Cómo es ser periodista en la guerra de Ucrania? Mujer que lo vivió en sangre propia habló
Dos libros de Ricardo Silva Romero representan dos emociones en la historia deportiva de Colombia. Son novelas que se mueven entre la tragedia y la comedia, entre lo que nos apena y lo que nos llena de orgullo.>>>El segundo libro más importante de la literatura colombiana cumple 100 años“Autogol”, publicada hace quince años, es el relato del error de Andrés Escobar en el Mundial de Fútbol 1994. “El caballero del fútbol”, como lo llamaban, marcó por accidente un gol contra su propio equipo, lo que dejó al seleccionado colombiano por fuera de la contienda y a los apostadores con la rabia del dinero perdido.Es la historia que nos avergüenza porque días después el jugador fue asesinado en Medellín."Alpe d’ Huez", publicada recientemente, cuenta en detalle y minuto a minuto la hazaña de Lucho Herrera cuando conquistó la montaña más alta del Tour de Francia, derrotando a grandes del ciclismo como Hinault, Fignon y Lemond. Es la historia que nos enorgullece. “Padecer es nuestro hábitat”, dice textualmente el narrador cuando ve a Lucho Herrera mirando fijo hacia la meta, conquistando la cumbre con alma y cuerpo.Un personaje de la ficción, al que Ricardo Silva bautiza como Pepe Calderón Tovar, repite como comentarista deportivo en las dos historias y sirve de excusa para construir desde lo imaginario dos hechos de la realidad. En ambos casos, el autor se sumerge en una profunda investigación periodística.>>>Película Encanto de Disney tiene su propio libro de recetas: lo escribió una colombiana
Después de ‘Cien años de soledad’, la obra célebre de Gabriel García Márquez y ganadora del Premio Nobel de Literatura, ‘La vorágine’, del escritor José Eustasio Rivera, es considerada la segunda novela más importante en la historia de la literatura colombiana.>>> Cien años de La Vorágine: ¿cómo viven las comunidades de La Chorrera en la actualidad?Este clásico de la literatura nacional y latinoamericana, con influencias de movimientos románticos y modernistas, relata en primera persona la historia de la pareja formada por el poeta Arturo Cova y su amante Alicia, quienes se fugan a la selva amazónica para huir de la sociedad.A través de esta narración se expone la cruda realidad que vivieron los indígenas esclavizados durante la ‘fiebre’ por el caucho a fines del siglo XIX y comienzos del XX. En la obra, Rivera retrata crueles prácticas sobre esta explotación de esta materia prima a cambio de la vulneración de los derechos humanos y la pérdida de miles de vidas con el fin de beneficiar a multinacionales.José Eustasio Rivera terminó de escribir la novela el 21 de abril de 1924 y finalmente, fue publicada el 24 de noviembre del mismo año. ‘La vorágine’ se ha traducido a múltiples idiomas como el inglés, francés, ruso, portugués, alemán, italiano, entre otros.>>> La Vorágine: las dos caras de Julio César Arana, el hombre que sembró de muerte el AmazonasEn el 2024 se celebra el primer centenario de la publicación y por ello, el Ministerio de Cultura de Colombia y otras entidades llevarán a cabo actividades y eventos para su conmemoración durante todo el año tanto en el territorio nacional como en el exterior.¿Quién fue el escritor José Eustasio Rivera?‘La vorágine’ fue escrita entre 1291 y 1923 por el huilense José Eustasio Rivera, quien nació en 1888 y murió en 1928 - a los 40 años - por un derrame cerebral producto de una crisis de fiebre y convulsiones tras sufrir de paludismo y otras enfermades contraídas en la selva.>>> Los 100 años de La vorágine: recorriendo la casa Arana, el epicentro de la masacre de las caucheríasRivera falleció en Nueva York mientras se encontraba gestionando la traducción de su célebre novela. Además de ‘La vorágine’, el escritor creó la obra de teatro ‘Juan Gil’, en 1911, y el poemario ‘Tierra de promisión’, en 1921. Aunque murió joven y su obra literaria fue corta, logró convertirse en el autor más influyentes del país después del Nobel Gabriel García Márquez.
En la Casa Museo La Vorágine en Orocué, Casanare, José Eustasio Rivera vive en la inmortalidad de su clásico universal. Allí tuvo oficina para atender como abogado un conflicto de tierras por un hato ganadero de gran extensión.>>> La vorágine de José Eustasio Rivera cumple 100 años: el clásico literario que denunció una masacreTeodoro Jacinto Amézquita le abrió las puertas de su casa y, antes de morir, transmitió todo lo que sabía del escritor a su hija Isabel. De generación en generación, la historia de Rivera en Orocué llegó a Carmen Julia Mejía Amézquita, la heredera de la historia y hoy directora de la Casa Museo.Rivera vivió 18 meses en el puerto, que en ese entonces era un escenario fluvial de gran movimiento comercial. Carmen Julia cuenta cómo llegaban vinos, sedas y encajes de Europa, y salían pieles, plumas y aceites naturales de Orocué.En las paredes de la casa cuelgan las fotografías de algunos personajes de la novela La Vorágine, unos con su nombre verdadero y otros con nombres alterados. El indio Venancio aparece tal cual es. La turca Zoraida Ayram de la novela es Nasira Sabah en la realidad.>>> La Vorágine: así fue el sufrimiento y la masacre de los indígenas en la ruta del cauchoEl malecón de Orocué es pura Vorágine. Allí está el árbol donde Rivera se sentaba a escribir versos, a orillas del río Meta. Al final, un monumento a su nombre mira hacia el río. Es el poeta viendo las toninas al amanecer y las garzas tomando vuelo.Orocué es la cuna de La Vorágine, la obra de la selva que se convirtió en clásico universal de la literatura colombiana.>>> La Vorágine: las dos caras de Julio César Arana, el hombre que sembró de muerte el Amazonas