Los menores italianos "atrajeron al niño a un garaje inmovilizándolo a una silla y atándole los tobillos, las muñecas y la boca con cinta de embalar", señaló la Policía.
Fue llevada al hospital por su madre, quien aseguró que la niña “no estaba comiendo bien”. Autoridades investigan a los padres, dado el lamentable estado de salud de la víctima.
El segundo hijo de la joven, un bebé de 11 meses, fue encontrado en estado de desnutrición. Aunque vecinos de la zona llegaron a presenciar los abusos, nunca denunciaron por temor a represalias.
El hombre está encarcelado desde septiembre después de ser acusado de tres cargos de abuso infantil, entre otros delitos, según informaron autoridades.
“Qué asco me das”, “me dan ganas de matarte” o “bobos” eran algunos de los insultos a los menores, algunos de los cuales empezaron a tener pesadillas y se negaban a ir al colegio.
El papá fue testigo y no hizo algo por proteger a la menor. Al parecer, la mujer limitaba la comida de sus tres niños y los obligaba a ver cómo se alimentaban ella y su esposo.
Pidieron posada en una tienda, donde dieron aviso a las autoridades. La mamá, lejos de mostrarse arrepentida, insultó a los policías que la detuvieron.