No solo no podían mover las piernas, sino que habían perdido toda la sensibilidad en ellas, como resultado de accidentes que dañaron su médula espinal.
El aparato, que está en etapa de “revisión legal”, se llena de nitrógeno y hacer que la persona pierda el conocimiento, sin dolor o sensación de asfixia.
La togada también argumentó que la víctima envió “algunas señales” y que “jugó con fuego”. Cientos de personas salieron a manifestarse tras conocer la absurda explicación.
Estuvo en cautiverio durante 11 años y tras ser liberada disfrutó de su hábitat 8 meses. Los médicos le iban a hacer una reconstrucción dental cuando murió.