Esa dura experiencia la vivió junto a médicos del hospital local, que a diario luchan contra la pandemia. Con su autorización y bajo estrictas medidas de protección para todo el equipo, ingresó a la unidad de atención.
Después de 45 días luchando contra el virus, una vez más ingreso a la sala de respiración, en esta ocasión para registrar lo que allí se vive.
Postrados en una camilla y conectados a ventiladores, bombas de infusión o monitores, que son el soporte para salvar sus vidas, los pacientes pasan los días.
“Nosotros contamos con 42 camas disponibles para los pacientes y, adicionalmente, contamos con 6 camas de cuidados intermedios y 15 camas de unidad de cuidados intensivos”, señaló Pedro Espitia, interventor del hospital San Andrés de Tumaco.
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Olga Castillo, una joven profesional hace un angustioso llamado a la comunidad, que no toma conciencia del riesgo: “No saben lo horrible que es ver a un paciente que no pueda respirar debido a este virus. Esto es verdad, tómenselo en serio. Nosotros cada día luchamos para salvar la vida de cada paciente, pero nuestra comunidad lo toma como un juego”.
La solución está en manos de todos, al cumplir con medidas de bioseguridad como lavado frecuente de manos, uso del tapabocas, de antibacterial y manteniendo la distancia social.