No es un tratamiento nuevo, pero sí es poco conocido. Permite trabajar de una forma más lúdica patologías que afecten tanto la salud física como mental.
“Los animales te miran sin ningún prejuicio, no te miran con pesar como sí pasa muchas veces con los humanos”, dice Carolina Morales, paciente diagnosticada con un linfoma y quien hace terapia con animales.