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Noticias Caracol SÉPTIMO DÍA Crudas historias de inquilinos peligrosos: algunos mataron a sus arrendatarios

Crudas historias de inquilinos peligrosos: algunos mataron a sus arrendatarios

Exigir el pago de un arriendo o simplemente una convivencia pacífica se ha convertido para algunos arrendatarios en su sentencia de muerte. Recopilación de casos estremecedores.

Inquilinos peligrosos
El peligro de arrendar una vivienda o habitaciones
Séptimo Día

Colombianos han denunciado agobiantes situaciones con sus arrendatarios que terminan, en muchas ocasiones, siendo protagonistas de casos mortales. En esta recopilación de casos de Séptimo Día, vea historias estremecedoras desatadas tras solicitar pagos oportunos o sencillamente una convivencia pacífica.

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“Uno arrienda para beneficiarse y resulta que termina siendo el perjudicado”, así resumen varios arrendatarios la pesadilla en la que se les ha convertido alquilar sus casas o apartamentos en Colombia. Mientras en algunos casos los inquilinos son incumplidos para hacer los pagos del arriendo y hasta dejan de pagar durante años, en otros hay quienes cruzan barreras, agreden a los propietarios, se convierten en enemigos bajo el mismo techo y terminan siendo acusados por homicidio.

Los afectados por deudores morosos se sienten desprotegidos y sin herramientas eficaces, pues ley 820 de 2003 en Colombia exige un proceso judicial para desalojar a un inquilino, incluso si no paga, lo que puede tardar años. Pero en otros casos, más allá de lo económico son varias vidas las que han estado en riesgo.

Séptimo Día conoció en 2024 casos en los que inquilinos han matado a los propietarios de viviendas que decidieron alquilar habitaciones dentro de su casa con el fin de obtener ingresos extra. Entre ellos, se cuentan Marta Cecilia, en Medellín; María Victoria, en Cali y Lina, en Cundinamarca.

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Mujer asesinada en Medellín

Marta Cecilia Puerta, de 68 años, fue brutalmente asesinada por Lilia Salcedo, una mujer llanera que llevaba más de dos años viviendo como inquilina en la misma casa.

Un día las autoridades descubrieron el cuerpo de Marta con signos de violencia en la cocina y envuelto en bolsas. Por ello, durante la investigación el cuarto de Lilia Salcedo fue inspeccionado. “Los colchones, todo estaba manchado de sangre y todo estaba mojado, eso fue que ella le boleó cepillo”, aseguró el esposo de la víctima.

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Aparentemente, la mujer no tenía un perfil criminal. Sin embargo, Álvaro se percató de otro detalle que alertó a las autoridades: “Empezó muy cumplida con el arriendo y ya a lo último llevaba tres meses sin pagar”, afirmó. Por ello, la familia de la víctima y la comunidad la señalaron de lo ocurrido.

De acuerdo con la investigación, el móvil aparente fue evitar pagar el arriendo.

Inquilino asesino en Cali

En Cali, Valle de Cauca, en febrero de 2024 María Victoria Loaiza fue brutalmente asesinada por su arrendatario frente a su hijo Freddy, de 27 años y quien también resultó gravemente herido. La mujer recibió más de 20 heridas con un cuchillo y su hijo, un joven con parálisis cerebral, la vio morir a manos de un inquilino llamado Alejandro Trullo Salas.

Freddy recibió más de 20 heridas con arma cortopunzante, fue hospitalizado 11 días en UCI, y quedó con afectaciones permanentes en su voz y condición física. El joven dice que quisiera borrar ese día de su mente, devolver el tiempo y no haber confiado en un extraño. "Un error grave, un error que no me voy a perdonar nunca”, añadió.

Entre tanto, el agresor fue retenido por la comunidad y, posteriormente, judicializado.

Vecino obsesionado

El 30 de diciembre del año 2023, Lina Gamboa, de 36 años, llegó hasta el hospital Santa Matilde, de Madrid, Cundinamarca, con heridas de alta gravedad en el cuello. Aunque sobrevivió, quedó con secuelas físicas y neurológicas.

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Como en los casos mencionados anteriormente, en el de Lina su atacante también era un inquilino bajo el mismo techo: Jair Antonio Orjuela, quien llevaba tres meses como arrendador y, según las denuncias, había desarrollado una obsesión enfermiza con ella.

Aunque fue capturado el mismo día, Jair fue dejado en libertad dos días después, lo que generó temor y frustración en la víctima y su familia.

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La investigación de Séptimo Día reveló que los agresores suelen ganarse la confianza de sus víctimas que, por necesidad económica y falta de verificación de antecedentes, terminan abriéndole las puertas de su casa a un sinnúmero de peligros.

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